Texto de la conferencia dada el 20 de julio del 2015 en el curso Pedro Almodóvar: cine del deseo,deseo del cine, dirigido por Manuel Hidalgo en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial.
CHICAS EN FAMILIA
Cuando
Manuel Hidalgo me llamó para proponerme la participación en este curso con el
tema Chicas en familia: madres, esposas,
amantes, hermanas… y los hombres, es decir para hablar de
las mujeres en el cine de Pedro Almodóvar,
pensé dos cosas. Primero, me lo propone porque soy mujer; segundo ¡qué
bien, me ha encargado un tema fácil!
En lo primero, proponérmelo porque soy
mujer, seguramente pensó que desde mi perspectiva de mujer que conoce bien la
obra de Pedro podría apreciar mejor toda la complejidad de sus personajes
femeninos. No se trata de dar un punto de vista feminista, nada más lejos de mi
intención, sino de reconocer su manera de tratar a las mujeres teniendo en
cuenta que es él el que hace el retrato.
En lo segundo, me ha encargado un tema
fácil, si que estaba completamente equivocada. Este asunto no es para nada
fácil ni se podía resolver con la simple idea de hablar de “las chicas Almodóvar”.
Al empezar a preparar la conferencia comprendí
que tenía por delante un bosque densísimo en el que había que empezar a trazar
caminos. Mejor dicho, abrir un camino ancho y transitable que a su vez se fuera
bifurcando como un abanico de diversas posibilidades.
El
camino ancho y transitable era el de
LA
IMAGEN DE LA MUJER EN EL CINE DE PEDRO ALMODÓVAR
Las
bifurcaciones eran:
1.
Personas
reales: su madre, sus hermanas, Esther García, Blanca Sánchez. Su hermano Tinin.
2.
Personajes:
es decir los roles de las mujeres y los hombres que tienen enfrente.
3.
Actrices/
actores que encarnan en la pantalla a las personas y a los personajes.
1
“A la hora de escribir y dirigir, me
atrae mucho más la mujer. Siempre me ha gustado la sensibilidad femenina y
cuando creo un personaje me resulta mucho más fácil escribir uno femenino,
consigo moldearlo de forma más sólida e interesante. Por otro lado, las mujeres
tienen más facetas, me parecen más protagonistas”. Esta frase de Almodóvar de 1988 explica porque
su cine está dominado por las chicas.
Pero para empezar a entender como son
esas chicas habrá que recurrir a otra frase del director más o menos de la
misma época: “Las mujeres me gustan con
una mezcla de perfección e imperfección, que tengan mucho sentido del humor,
naturalidad ante el disparate, espontaneidad. Que no prejuzguen las cosas, sino
que puedan comportarse con naturalidad en situaciones extravagantes y que sean
sentimentales.” Toda una declaración de principios.
Veamos a partir de esta frase como son
esas mujeres imperfectas, divertidas, espontaneas.
Lo primero que destaca en sus mujeres
es que son INDEPENDIENTES. Eso es un
hecho innegable. Todas, absolutamente todas, son mujeres independientes. Sean
amas de casa maltratadas, esposas abandonadas, o amantes despechadas, sus
mujeres actúan con total independencia, no solo de los hombres que las rodean,
sino sobre todo de su situación, de su propia realidad.
En paralelo y como consecuencia de su
independencia, las mujeres de Almodóvar son LIBRES. Son ellas las que deciden su camino. No se asustan ante un
crimen o un abandono, no les preocupa el qué dirán, no hay una gota de
hipocresía en ellas. Buscan siempre la forma más directa para llegar a la meta
que se han propuesto. Pueden estar raptadas, como Marina o Kika, o la misma
Lena de Los abrazos rotos o la
extraordinaria Vera de La piel que
habito, pero siempre consiguen imponer su libertad.
Y
eso nos lleva al tercer adjetivo. Son FUERTES.
Pueden soportar toda clase de calamidades y contrariedades, una violación, una
humillación, perderlo todo, pero no se acobardan. Sacan fuerzas no se sabe de
dónde y tiran adelante. En ese sentido el final de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, es premonitorio de todo
su cine. Pepi y Bom han decidido irse a vivir juntas. Bom muy contenta dice “Uf
¡Cuantos cambios en un solo día!” Y Pepi le responde, “ante ti se abre una
nueva vida”. Esa nueva vida es la que acaba por abrirse ante la mayoría de las
protagonistas femeninas de su cine.
Protagonistas que tienen otra cosa en
común. Están SOLAS. Esto parece una
paradoja si pensamos la cantidad de personajes que hay en sus películas. Y sin
embargo es cierto, sus chicas son chicas solas, mujeres solas, madres solas. No
importa que estén rodeadas de gente, que tengan amigas. Gloria, la protagonista
de Qué he hecho yo para merecer esto,
está sola y esa soledad se hace evidente por la noche cuando recorre el piso en
silencio; Leo, la escritora de La flor de
mi secreto está sola, tan sola que no puede quitarse los botines; Raimunda,
en Volver está sola a pesar de tener
el fantasma de su madre, una hermana y sobre todo una hija. Son mujeres solas
que aprenden a disfrutar de esa soledad como un privilegio más que como un
castigo.
Esto no impide que sean SOLIDARIAS, se ayudan mucho entre sí,
se apoyan, se protegen. A pesar del drama que está viviendo Pepa está dispuesta
a ayudar a Candela en Mujeres al borde de
un ataque de nervios; Raimunda vive en un infierno con su marido, pero no
se olvida de su vieja tía y su hermana; en La
ley del deseo, Tina es capaz de todo por la niña Ada.
Además de solidarias estas mujeres son ENCANTADORAS, tienen
que serlo para sobrevivir en ese mundo hostil que las rodea. Todas las mujeres,
esposas, hijas, abandonadas que hay en su cine: la Pepa de Mujeres, Ada, la niña de La
ley del deseo, Leo… son encantadoras
y juegan con ese encanto para soportar el abandono. Pero su encanto no es
inocente ni simple, tienen carácter y lo demuestran en cuanto se presentan la
ocasión.
Y la ocasión se suele presentar muchas
veces porque estas mujeres VIVEN EN UN
INFIERNO FISICO O PSIQUICO, O LOS DOS. Un infierno del que tendrán que
salir luchando para poder escapar. Haciendo valer su independencia, su libertad
y su fortaleza, y aprendido a soportar su soledad. Sus mujeres no son diosas,
ni heroínas, son mujeres muy humanas. SUS MUJERES BAJAN AL INFIERNO Y LUEGO
RENACEN, SE RECUPERAN.
Pero precisamente por eso también son SUPERVIVIENTES natas, en todos los
sentidos. Es curioso comprobar que hay muy pocas mujeres que mueran en el cine
de Pedo Almodóvar. Casi se pueden contar con los dedos de una mano:
María Cardenal, la abogada de Matador, que muere de amor, de éxtasis.
Becky del Páramo, la madre arrepentida
que muere como un personaje romántico en brazos de su hija Rebeca en Tacones lejanos.
Clara, la mujer de Sancho que muere
matando a su marido en una escena sacada de Duelo al sol en Carne trémula.
La hermana Rosa, la inocente hermana
Rosa que no habría sobrevivido a la contradicción de ser madre y monja en Todo sobre mi madre.
Lydia la mujer torera, que acaba
muriendo porque no habría podido vivir en Hable
con ella
Y Lena, la preciosa Lena que está muerta,
pero vive en el recuerdo de Mateo, su amante, su amor que se ha quedado ciego
para poder verla eternamente.
Si analizamos estos rasgos podemos
sacar una conclusión: las mujeres de Almodóvar no cumplen los esquemas clásicos de la mujer en
el cine.
Por ejemplo, no hay
Mujeres malas en el sentido de la femme
fatale que atrae y destruye al hombre. Hay mujeres que se aprovechan de la
debilidad de los demás, la hermana de Sor Rata en Entre tinieblas, por ejemplo; hay asesinas (casi siempre involuntarias
y con crímenes muy justificados); hay una mujer extraña, la María Cardenal de Matador; hay madres dominantes y
castradoras como la que hace Julieta en esa misma película. Pero no son mujeres
verdaderamente malas. Ni siquiera Andrea Caracortada en Kika es exactamente mala, es más una víctima de sí misma.
Tampoco
hay
Mujeres sumisas. El diccionario define la sumisión como “la acción de
someterse a la voluntad de otra persona o a la fuerza de una situación”. En el
cine de Almodóvar, ni las más humilladas de sus chicas son jamás mujeres
sumisas. Luci no es una mujer sumisa, es una masoquista que no es lo mismo.
Queti, en Laberinto de pasiones, no se deja violar por su padre por sumisión,
sino por tener algo de tranquilidad. Gloria no se puede definir como una mujer
sumisa, al contrario, se rebela contra ese marido odioso y esa vida
insoportable. Leo tampoco es una mujer sumisa, es desvalida, si, pero poco a
poco aprende a vivir sin Paco, el marido traidor. La sumisión es un concepto
que no se encuentra en sus personajes, en ninguno. Hay mujeres dominadas,
secuestradas, raptadas, abandonadas, pero nunca sumisas.
Curiosamente, tampoco hay auténticas mujeres objetos del deseo. La que más se acerca a este concepto es
Marina en Átame, pero no es
exactamente un objeto del deseo, es la respuesta de Ricki a una necesidad vital
de formar una familia. Tampoco Lena en Los
abrazos rotos es objeto de deseo, es objeto de posesión que no es lo mismo.
El único autentico objeto de deseo es un hombre, Pablo Quintero en La ley del deseo. Es la excepción que confirma la regla.
El último gran modelo de personaje femenino en el cine son las princesas, las chicas que esperan
encontrar un príncipe azul. Por más esfuerzos que hago no encuentro ningún
personaje que se acerque a este arquetipo. Cristal con su inocencia, quizás.
Definitivamente en estas películas no hay inocentes damiselas que esperan ser
salvadas por el héroe que se las llevará
a un castillo de cuento de hadas.
Si resumimos todo lo que he dicho hasta ahora, vemos que casi
todos los personajes femeninos de su cine ya están esbozados en su primera
película, en Pepi, Luci, Bom en la
que Almodóvar reconoce “están
en germen prácticamente todas las mujeres de mi cine, las relaciones
matrimoniales turbulentas, la chica supermoderna, ingeniosa, autónoma, amoral,
a prueba de todo, las amigas, los engaños,…”. Film fundacional, las chicas del montón son independientes,
fuertes y saben lo que quieren.
Con todas estas premisas sus chicas deberían ser unas
auténticas feministas. Y no solo no lo son, es que ni siquiera lo pretenden. No
vale la pena acercarse a ellas con ideas preconcebidas de feminismo porque
Almodóvar nunca se las ha planteado desde esa premisa: “Yo creo que soy uno de los hombres
menos machistas del mundo, mas auténticamente feminista. Lo que no quiere decir
que no vea la realidad. Defiendo a las mujeres pero no creo que sean
arcángeles”. Son mujeres
retratadas, amadas, estudiadas, por un hombre de una gran sensibilidad sí, pero
un hombre. No por ser homosexual se deja de ser masculino. Y la manera como
Pedro se acerca a sus personajes femeninos no es la de la reivindicación
feminista sino la de la simple reivindicación humana. Por eso las feministas,
especialmente las más radicales, no solo no le quieren sino que le atacan
ferozmente por proyectar una feminidad explosiva, que no difiere
mucho de la mirada masculina sobre las mujeres.
2
LAS
PERSONAS
Hemos
dejado claro cuáles son sus características, pero nos podemos preguntar ¿De dónde vienen estas mujeres? ¿Hay
modelos para ellas? Pedro ha dicho que los guiones y los personajes son
inventados pero con una carga de realidad y añade “Mi inspiración proviene de la vida real. Es como si la vida me regalara
la primera línea del relato y yo tengo que poner la segunda y si después
consigo poner la tercera e incluso la vigésima, ya tengo dos folios y si
aquello me interesa, sigo. Pero es una cosa muy variada y llena de misterio,
donde el azar interviene de un modo absoluto.”
Esto nos permite introducir uno de los
temas más interesantes en esta charla. ¿Almodóvar es un reflejo de la realidad,
o es la realidad la que se parece al cine de Almodóvar? Yo no estoy de acuerdo
con la tendencia que afirma que sus mujeres reflejan la evolución de la mujer
en la sociedad española, yo creo que sus mujeres en realidad no han cambiado
casi nada. A
pesar de haber pasado treinta años entre Pepi
y La piel que habito, no ha variado
demasiado su concepto de la figura de la mujer. No estoy segura si es verdad o
una simple hipótesis, pero sus mujeres son autónomas respecto a la realidad
social y política del tiempo que les ha tocado vivir. Son personajes que siguen
en lucha constante entre la modernidad y la tradición. Ha
cambiado su clase social, su estatus económico, su edad, sus problemas, pero
los personajes en el fondo siguen siendo los mismos. Más que reflejar la
realidad, Pedro provoca que la realidad se quiera parecer a sus películas.
Sin embargo, los personajes si salen de algún sitio. Es bien
conocido que Almodóvar es un chupóptero, una persona que se empapa de todo lo
que rodea, lo traga y lo devuelve transformado por su manera de ser, de hacer y
de vivir. Todos sus personajes nacen del mundo en el que vive, pero los
travieste, si me permiten la palabra, en otra cosa. Y al final acaban por no
ser exactamente
un reflejo de la realidad. Arriesgándome mucho, me atrevo a decir
que las mujeres en el cine de Almodóvar no son representaciones de la realidad, sino
representaciones de él mismo. “En todas mis películas hay cosas autobiográficas, claro
que entendiendo por autobiográfico mas los sentimientos que las anécdotas. Si
hablamos de sentimientos estoy en todas ellas, de la primera a la última. En
todas están las cosas que amo, las que deseo, las que me dan miedo.”
Si lo que le inspira es lo que le
rodea, es lógico pensar que en lo primero que se fijó fue en las mujeres de su
infancia, esas mujeres de La Mancha, fuertes, valientes, que sacaron adelante a
la familia en medio de una situación de posguerra llena de penuria y de miedo.
Su madre es el modelo perfecto para este tipo
de mujeres. Su madre a la que recuerda en Que
he hecho yo, donde le ofreció el papel de la señora Paquita, la amiga de la
abuela que se encuentran en el autobús. Su madre se prolonga en varias
películas: ella misma asume el papel de madre de Marina y Lola en Átame. Y por
la figura interpuesta de Chus Lampreave, aparece en La flor de mi secreto y en Volver.
Carmen Maura que conoció bien a la señora Paquita, decía que “La madre de Pedro es superespecial. Es una
madre graciosísima. Tiene esa cosa de la tierra, de lo auténtico, de lo real.
No se calla nada de lo que se le ocurre. Siempre va por lo derecho y con el
sentido común por delante.” La madre de Pedro es una figura fundamental en
su vida, fue un apoyo, un refugio cuando las cosas se ponían feas para el niño
que contaba historias y no jugaba al futbol. Y aun lo fue más cuando de mayor
decidió dejar la Telefónica y dedicarse a eso del cine, aunque, haciendo gala
de ese ser directa al que alude Carmen, no dudaba en lamentar que las primeras
películas de Pedro fueran muy guarras y la avergonzaban ante sus vecinas. Su
madre le enseño a trazar un hilo invisible entre la realidad y la ficción.
Pedro ha contado varias veces la fascinación que le producía ver a su madre
leerle las cartas a las vecinas, pero no leyendo lo que ponían, sino inventando
lo que ellas querían oír. Doña Paquita fue su primera guionista. La gran
lección de la conexión entre la realidad y la ficción se la transmitió su madre
mientras leía esas cartas inventando los textos en función de lo que ella sabía
que les gustaría escuchar. Su madre le inculcó esa cultura que nace de las
gentes. Hay una poesía que Chus, la actriz que mejor representa a su madre,
recita en La flor de mi secreto. Una
poesía que viene directamente de Doña Paquita. Cuando no había papel de madre o
de abuela, Pedro se las ingeniaba para sacarla en un cameo. Es glorioso, por
ejemplo, el que hace en Mujeres como locutora que anuncia la detención de los
terroristas chiitas. A la señora Paquita está dedicada la película por
excelencia sobre las madres, Todo sobre
mi madre.
¿Cuáles son, después de su madre, las
mujeres modelo de Pedro? Su hermanas María Jesús y Antonia. Ellas han sido la
fuente de inspiración para el personaje de Gloria en Que he hecho yo para merecer esto, no tanto por lo que le pasa,
sino por cómo es Gloria. La ropa que viste, el espacio vital de su casa, la
forma de hablar, todo eso lo tomó Pedro prestado de sus hermanas. En La flor de mi secreto disfrazó a Rosy de
Palma de su hermana Antonia, y en Volver,
film que cierra su relación con temas como la madre, la familia y el pueblo,
recurrió a ellas para que la ayudaran en la caracterización de Raimunda, que se
llama así como su tía, la hermana de su padre, persona decisiva para esta
película en la que se incorporan sus famosas historias de fantasmas y
aparecidos.
Tenemos una madre, tenemos unas
hermanas. Pero Pepi, ¿de dónde viene Pepi? Pepi nace directamente de Blanca
Sánchez la primera y más importante amiga de Pedro en el Madrid de los años
setenta."Nos conocimos a principios de los
años 70, Blanca fue
la mujer de mi vida y mi mejor escuela en dos décadas tan importantes para
mi formación como los 70 y los 80. Me ayudó en todo, yo no era consciente de mí
mismo en los primeros años de nuestra relación, pero Blanca lo era por mí. Dudo de que hubiera tenido tan claro mi camino sin
ella". Así la recordaba Pedro en el
catálogo de una exposición homenaje a Blanca Sánchez que se hizo en el año 2014
en el Circulo de Bellas Artes de Madrid, siete años después de su muerte en el
2007. Blanca era artista, galerista, era una Pepi vital y llena de ideas que
acompañaba a aquel jovencito manchego en sus locuras en la noche de la famosa
movida. “En realidad, mi gran fuente de
inspiración han sido mi madre y sus vecinas, y Blanca. Ella representaba a
todas esas mujeres modernas y urbanitas, echadas para adelante, sin prejuicios
y enormemente vitales. Sofisticada y
moderna, y, a la vez, terriblemente ingenua para el amor. Ella representa a
esas mujeres listísimas que se desenvuelven por igual en todos los ambientes,
de los más altos a los más bajos. Recuerdo que Blanca se compró en Londres
todos los modelos que lucía Cecilia en Laberinto
de pasiones y rodamos Pepi, Luci,
Bom... en su casa. Ella me inspiraba tantas cosas...”.
Blanca fue su amiga y un modelo que pervivió a lo largo de
muchos años, la Candela de Mujeres
vuelve a ser Blanca. “Yo no pude poner la verdad, que los chiíes (algo que con el
tiempo casi ha resultado más acertado) habían sido terroristas etarras. Pero
sí, ella se enamoró de un hombre sin saber que era un terrorista y que la
estaba utilizando. Él metió a otros etarras en su casa, porque Blanca era
generosísima, y allí prepararon sin ella saberlo un asalto a la cárcel de
Carabanchel para liberar a otros presos. Aquello le costó a Blanca, que era
inocente, nueve meses de cárcel. Cuando salió, ya nunca fue la misma. Yo iba a
visitarla y volvía hundido. Pero lo increíble era su ingenuidad para el amor.
Cuando se destapó lo de los etarras, lo que ella no podía entender, y lo que la
destrozó, era que aquel hombre no hubiese confiado en ella, le daba igual todo
lo demás. Lo que le dolía era que su amante no había tenido la confianza
suficiente como para decirle en la cama la verdad. Yo no daba crédito y le
decía: "Pero Blanca, mujer, que era un etarra". Aquello cambió de
manera radical su relación con los hombres y la cárcel la marcó. Recuerdo que
antes de entregarse al juez me llamó por teléfono para que sacara de la casa,
de mi vieja habitación, porque yo viví bastante tiempo con ella, las cajas y
cajas de turrones y chocolates que los etarras habían comprado para llevarse
por Navidad. Ella sólo me decía que no me preocupara por ella, pero que, por
favor, sacara todo aquello de su casa. Lo absurdo, esas paradojas que me pasan
en la vida, es que yo, que no sabía qué hacer con aquel arsenal de dulces
navideños, se los di a mi cuñado, que era guardia civil y que se pasó las
navidades papeándose los turrones y chocolates que habían comprado los etarras.”
Pedro sigue con su recuerdo de Blanca: “Ella era más consciente
de mí mismo que yo. Tenía una fe ciega en mí. Si en la vida conoces a fondo a
una mujer, a una sola mujer, puedes escribir sobre mujeres toda tu vida. Pues
yo a Blanca la conocí al cien por cien, y por eso tantas, tantísimas veces, mi
referencia ha sido ella. Su generosidad sin límites, su inteligencia, su
capacidad para arriesgarse en la vida, su enorme discreción, ella nunca alardeó
de nuestra amistad...” No he visto en ningún sitio que se hiciera
referencia a Blanca en relación a Los
abrazos rotos, pero me gusta pensar que Almodóvar escribió este guión a
raíz de la muerte de su amiga.
Hay más modelos reales para sus personajes de ficción. Esther
García, por ejemplo, su directora de producción desde hace muchísimos años a la
que saca en cada película en un pequeño cameo, fue la fuente de inspiración de
Lola, la hermana de Marina en Átame. Pedro dice de Esther que es como una
hermana y madre de todos, que siempre está ayudando a todo el equipo. De alguna
manera Esther es también Judith, la productora de Los abrazos rotos, aunque en este caso con una historia mucho más
sofisticada.
Yo misma puedo presumir de haber sido
modelo de un personaje de Almodóvar. En Tacones
lejanos, Becky del Páramo tiene una secretaria, que interpreta Anna Lizarán.
Es una catalana nacida en México a la que todos llaman la biógrafa, que es como me llamaba Pedro cuando hicimos juntos el
libro en 1988.
Con esto queda claro que Pedro tenía y
supongo que tiene la capacidad de mirar la realidad para transformarla en
ficción, como hacia su madre con las cartas de las vecinas. Eso explica también
porque después del éxito de Mujeres
su cine se hizo cada vez mas claustrofóbico y encerrado a medida que su propia
vida se encerraba y se reducía en su espacio vital hasta llegar al coma de Hable con ella. Pedro necesita a la
gente y la calle para poder contar sus historias y sin esa fuente, es casi
imposible que le salga un buen guión. “La fama me afecta en el sentido de que no me puedo
quedar quieto en la calle. Si tengo una cita con alguien, no puedo esperar en
ningún sitio. A mí no me importa hablar con la gente que se me acerca por la
calle, pero no puedo con las fotografías de los móviles; ése es el peor invento
que existe. Yo ya he renunciado hace tiempo a manifestarme tal y como soy en la
calle o en el bar”. Su hermano lo resumía muy bien en el lejano año
1988, a raíz del tremendo éxito de Mujeres...
“Pedro es un espectáculo en la calle, en
un bar, donde sea. Ahora está un poco desbordado por ser tan conocido. Es
agobiante y está a punto de angustiarle. Le cansa porque no le dejan hacer vida
normal.”
Después
de Hable con ella, Pedro se refugió
en los recuerdos de infancia para la Mala
educación; Volver, una de sus
mejores películas de los últimos tiempos, es una historia escrita en los años
80; Los abrazos rotos, nace de sus
terribles migrañas y pienso yo, de la muerte de Blanca; La piel que habito es un pastiche de viejas historias y viejas
películas. Habrá que ver qué pasa con Silencio, pero el título ya es
premonitorio de que volverá a hablar de si mismo.
No hace mucho explicaba en una
entrevista “Junto
a las migrañas, tengo ahora otra dolencia que es directamente de
ciencia-ficción: tengo pitidos que son como niños gimiendo en mi pecho; se
llama broncoespasmo. Y otra más que se llama acúfenos o tinnitus, y que es un
pitido muy intenso que al parecer no existe y que genera tu cerebro. Yo,
encima, lo tengo en el oído bueno y es como una chicharra agudísima que te
impide escuchar al de al lado. No son dolencias orgánicas, ni psicosomáticas;
son muy misteriosas y, desde luego, te pueden fastidiar directamente la vida. Aunque
yo, al menos, espero sacarles partido y ponérselas algún día a un personaje, a
algún tipo realmente malvado.” No
creo que se las haya puesto a nadie todavía, pero si ha escrito un guión donde
pide Silencio, palabra que explica su más intimo deseo en estos momentos.
3
El segundo brazo del camino que estamos
recorriendo son
LOS PERSONAJES
Le comentaba un periodista en una
ocasión: “Usted dice que la mayor parte de los papeles femeninos que ha escrito
son una mezcla de su madre y sus vecinas de La Mancha, con la Audrey Hepburn de
Desayuno con diamantes, la Giulietta
Masina de La strada y la Shirley
MacLaine de El apartamento. Él
contestaba: “Cinematográficamente
añadiría a la Gena Rowlands de Opening
nights y a Romy Schneider.”
Hay muchas maneras de acercarse a los
personajes femeninos de Pedro Almodóvar.
Haciendo caso del título de esta
conferencia, yo he decidido hacerlo desde la perspectiva de la familia.
Entendiendo por familia un criterio amplio que va mucho más allá de las simples
relaciones sanguíneas o de parentesco.
¿Por qué este criterio? Por algo muy
sencillo: la familia es algo fundamental en su formación. Su familia más
directa y la familia que se ha inventado a su alrededor. El hecho de que no
haya formado una familia tradicional no significa que no haya sabido crear lazos profundos de relación con su
hermano Agustín, sus hermanas María Jesús y Antonia, pero también y ahí reside
la gracia de “su familia”, con la gente que trabaja con él en El Deseo y los
actores y actrices que le acompañan desde hace muchos años y que son, también
su familia. “La familia es la gente que
te rodea, la que te coge la mano por la noche si tienes frio y te da un vaso de
leche antes de acostarte. Yo me siento a escribir y me salen familias Supongo
que porque son las relaciones que he tenido y que mas conozco a pesar de que yo
no llevo una vida familiar”, decía Pedro a mediados de los años 90.
Pero Almodóvar no sería Almodóvar si no
se inventara unas relaciones familiares heterodoxas, distintas,
desestructuradas desde el punto de vista clásico del concepto familia, pero
absolutamente coherentes con su manera de entender las relaciones. Sus familias
no son nunca “normales”. Ni siquiera las mas “normales”, como la de Gloria en Que he hecho yo, o la de Raimunda en Volver. Sus familias son de otro tipo.
Pepi y Bom son el origen de una familia; Tina, Pablo y Ada son una familia
ideal en La ley del deseo, Ricki,
Marina y Lola, integran un núcleo familiar al final de Átame; Mateo, Judith y Diego, asumen que son una familia en Los abrazos rotos.
Pero también son familia y muy potente,
las monjas de Entre Tinieblas, o las
mujeres de Todos sobre mi madre,
unidas para formar una nueva unidad familiar entorno al pequeño Esteban;
incluso son una familia, extraña, pero familia, Robert, Vera y Marilia en esa
película extraña que es La piel que
habito. Hay en el cine de Almodóvar dos sentimientos encontrados sobre este
tema: una nostalgia de la familia como refugio, paraíso perdido de seguridad y
de inocencia y una necesidad de buscarse nuevas familias que no se apoyen en el
orden más convencional: “La familia es
esencial, y si no la tienes, la buscas donde sea”. Pero eso no le impide
constatar un hecho evidente “La familia
cumple un papel, pero eso no es razón para que deje de reconocer que es un
instrumento fundamental de la represión. Nadie puede chantajearte tan bien, tan
brutalmente, y tan dolorosamente como la familia.”
Si hablamos de familia hemos de hablar
de Abuelas, de Madres y de Hijas, el tronco fundamental de las relaciones
familiares. Mucho más que el padre, generalmente ausente, incluso aunque tenga
una presencia física.
Empecemos
por las abuelas.
Aparecen por primera vez en su cine en Que he hecho yo para merecer esto, el
primer film que Almodóvar piensa podrá gustarle a su madre. En Que he hecho yo, Chus Lampreave asume el
papel de la abuela que adopta el lagarto Dinero y suspira por volver al pueblo.
“Chus, ha dicho
Pedro, es un ser adorable, que no ha
perdido la inocencia ni la capacidad de sorpresa”. Chus habla como su
madre, la señora Paquita que también aparece en la película como una vecina del
pueblo. Pero iconográficamente, Chus se parece a su tía Raimunda, la que veía
fantasmas y hablaba con los muertos. La abuela de Que he hecho yo tiene una continuidad en dos abuelas más, la madre
de Leo en La flor de mi secreto,
donde asume el rol de madre más que el de abuela y sobre todo la Tía Paula en Volver, último gran homenaje de Pedro a
quien fue sin duda uno de sus iconos más queridos. Como acotación apuntar que
en ningún caso hay nunca abuelos masculinos. Es una figura que no existe en su
cine.
Las
madres merecen un capítulo especial.
Ya hemos hablado antes de la
importancia de la figura de su madre en la vida y en la obra de Pedro Almodóvar.
No voy a insistir en eso. Pero si me parece interesante recordar las distintas
clases de madre que hay en su cine.
Y
para eso, lo haré de una forma cronológica.
En Pepi no hay madres que ejerzan de
madres.
En Laberinto
hay madres ausentes. Ni Sexilia ni Queti tienen a una madre al lado en quién
confiar. Sus padres no solo no asumen ese rol sino que uno la olvida y el otro
la viola.
Entre
tinieblas, en cambio, tiene
una madre con mayúscula, la Madre Superiora que hace Julieta Serrano y que es
una auténtica madre, confidente, amiga, de todas sus monjas y sobre todo de
Yolanda y las chicas descarriadas que acuden a buscar refugio en su convento.
En esta película hay otra madre, una madre sin hija, la Marquesa, que busca desesperadamente
algo que justifique su rol de madre y acaba encontrándolo en Yolanda y el nieto
perdido en África. De madre se convierte en abuela y encuentra una cierta
tranquilidad.
Que
he hecho yo es su
primera gran película de madres. Hay tres madres aquí: la abuela, es decir la
madre que ya no ejerce de madre; Gloria, la madre por encima de todo,
preocupada por sus hijos, humillada por el marido, acorralada por la realidad;
y Juani, la madre enfadada de la pobre Vanessa, la niña telekinésica que sufre
toda la frustración acumulada de una Kiti Manver perfecta en su mala leche. En
este film el padre, Antonio, el taxista que interpreta Ángel de Andrés, es un
padre dominante y machista, sin ninguna sensibilidad respecto a su mujer, su
madre o sus hijos. Antonio no merece otra cosa que acabar golpeado con un hueso
de jamón. Es el momento de gloria de Gloria. Su liberación.
Matador, parece una película donde las madres
no puedan tener cabida. Pero si. Hay en esta extraña y anómala película de
Pedro dos madres que simbolizan sin ninguna duda la España dividida. Berta,
Julieta Serrano, es la dominante y represiva madre de Ángel, la madre del Opus
Dei, castradora, intransigente, intolerante; Pilar, un regalo para Chus que
aparece muy guapa y moderna en contraste con la abuela de Que he hecho yo, es la comprensiva madre de de Eva. Chus representa
la España moderna y liberal que mira hacia adelante.
La
ley del deseo, como
en tantas otras cosas, es una película determinante. Aquí no hay madres
convencionales. Hay una familia heterodoxa que sin embargo funciona gracias a
que Tina, que antes fue Tino, asume el rol de madre de la niña Ada, hija de su
amante que las abandonó a las dos. Tina y Ada son una madre y una hija
perfectas. En La ley hay una madre
más marginal, la madre alemana de Antonio, a la que tiene que engañar para
poder mantener su amor con Pablo.
En Mujeres
hay una madre loca, Julieta, que no ejerce de madre y un proyecto de madre,
Pepa, embarazada. Pero no es una película de madres sino de mujeres abandonadas.
El corte que significó el cambio de
actriz entre Carmen Maura y Victoria Abril, también afectó a los roles de las
madres en su cine. Dejan de ser mujeres frustradas, enfadadas con el mundo y
con su vida. En Átame, por ejemplo,
la figura de la madre, encarnada por doña Paquita, es una de las mas tiernas y
dulces de su cine, aparece poco, pero su conversación por teléfono con Marina
es fundamental para ella.
De las cuatro películas sobre madres, Que he hecho yo, Tacones lejanos, Todo sobre
mi madre y Volver, Tacones es la
más dura, la más cruel en su retrato de una madre que abandona a su hija, que
coloca por encima de ella su trabajo, una madre egoísta, hedonista, mala madre.
Y a la que sin embargo, Pedro concede la posibilidad de reconciliación con su
hija. Becky y Rebeca acaban por entenderse, por quererse, por tender puentes
que la vida había roto.
Si seguimos de forma cronológica con
las madres, en Kika volvemos a
encontrar una madre ausente, la que abandonó a Ramón y le provocó toda la
neurosis que arrastra desde entonces.
Para compensar, Pedro escribe un papel
de madre que es toda una declaración de amor a la suya en La flor de mi secreto. Su
madre ya estaba enferma entonces y de alguna manera Chus, madre de Leo y de
Rosa, asume el papel de ancla, de puerto donde refugiarse para una Leo perdida.
Es el mensaje de su madre en el contestador el que salva a Leo del suicidio; es
la poesía sobre el pueblo que Chus le recita en el coche la que le devuelve las
ganas de vivir; es la casa del pueblo, con las vecinas cantando la que le
demuestra a Leo /Pedro, que la vida es algo que merece la pena.
Si seguimos con las madres y los
pequeños homenajes, el nacimiento de Víctor en un autobús con una joven madre,
Isabel que no es otra que Penélope Cruz, en Carne
Trémula, vuelve a ser un recuerdo del propio Pedro cuyo nacimiento le
contaba su madre como algo muy largo y muy doloroso.
Su madre muere en 1999 y es ese año
cuando Pedro escribe Todo sobre mi madre.
Su madre que le leía cuentos por la noche; su madre que le alentaba en sus
aspiraciones, su madre que contra oyendo los consejos de su padre, no solo no
le obligó a seguir en la Telefónica con un empleo seguro y para toda la vida,
sino que le dio alas para que volara solo. Manuela es su madre y también la
madre que él mismo habría podido ser. Las otras dos madres de este film
representan los dos polos de una sociedad en transición: la madre de la hermana
Rosa, tradicional y conservadora, y la propia Hermana Rosa, que nunca será
madre porque probablemente no habría sabido como serlo. Manuela si, Manuela es
una madre, Manuela es LA MADRE.
Quizás porque la muerte de su madre
estaba muy reciente, quizás porque había volcado en Todo sobre mi madre su amor
por ella, la siguiente película no tiene madres, aunque si una figura materna.
Geraldine Chaplin es como una madre para Leonor, la bailarina en coma de Hable con ella.
En La
mala educación volvemos a encontrar una madre en un pequeño papel. Una
madre de pueblo, cariñosa, comprensiva, la madre de Ignacio y de Juan que le
cuenta Enrique la muerte de su amigo.
Pero habrá que esperar a Volver para reencontrarse con una madre
coraje renacida. Raimunda, encarnación de lo mejor de la madre española, una
Gloria con más fuerza y más empuje. Raimunda, madre de Paula, hija de Irene, la
madre muerta, el fantasma perdido y encontrado para que ella, que es la mujer
fuerte pueda mostrar su desvalimiento entre sus brazos. Irene es más madre que
abuela, Raimunda es tanto hija como madre. Y Paco, como Antonio en Que he hecho yo, no merece otra cosa que
morir de una manera humillante y absurda.
Los
abrazos rotos le da
la oportunidad a Pedro de hacer una madre callada, la madre de Lena, una madre
que sufre por su hija y que sabe estar a su lado. No es una madre importante
narrativamente, lo es porque Ángela Molina la llena de tragedia. La otra madre
de los abrazos es más importante. Es Judith, la madre soltera de Diego, una
madre que en realidad tiene dos hijos porque la forma como se ocupa de
Mateo/Harry es la de una madre más que la de una productora, una amiga o una
amante.
En La
piel que habito hay dos madres, Marilia, madre de Zeca el tigre violador al
que no quiere y madre/no madre de Robert al que adora y protege. La otra es una
madre marginal y triste: la madre de Vicente que no se resigna a perder a su
hijo pero no le reconoce cuando aparece como Vera.
De
momento, estas son todas sus madres, pero dudo mucho que Pedro haya terminado
con ellas.
Vinculado al tema de las madres, está
el de las amas de casa. Es curioso
como este personaje, tan importante en el principio de su carrera ha ido
desapareciendo de su cine a medida que sus historias se hacían más sofisticadas.
El ama de casa es un personaje asociado al pueblo, a la familia tradicional.
Pedro decía que del ama de casa se pueden hacer cientos de películas distintas.
“Es un personaje que a lo largo del día
tiene posibilidades de estar en contacto con universos completamente distintos.
El ama de casa española es una señora llena de vitalidad y de iniciativa
acostumbrada siempre a sacar leche de una alcuza. Tiene muy mal gusto. Su único
objetivo es sobrevivir y en ese sentido son verdaderas virtuosas.” Las amas
de casa son personajes abandonados, están completamente solas en ese espacio
cerrado que es su casa, sus muebles, su cocina. Solo los aparatos son testigos
de su dolor, su angustia y su frustración como queda claro en Que he hecho yo…. Antes de Gloria hubo
dos amas de casa muy diferentes en Pepi,
Luci, el ama de casa masoquista y Charito, el ama de casa apocada. También
podemos considerar una especie de ama de casa a Sor Perdida en Entre tinieblas, preocupada por la
limpieza del convento y la cocina. Después de Gloria, no encontraremos otra ama
de casa hasta Raimunda. Pero Raimunda tiene más armas que Gloria para
defenderse. Tiene más elementos para enfrentarse a la mediocridad y el
aburrimiento de su vida con Paco, un hombre inútil.
El otro tema vinculado a las madres es
el de las esposas. Que palabra
horrible, esposas, sugiere prisión, secuestro, anulación de la
personalidad. Así lo entiende Pedro
cuando dibuja las esposas en su cine. Para él, ser esposa es siempre algo
insatisfactorio. A sus mujeres no les gusta estar casadas, a ninguna. Son
personajes insatisfechos sexualmente y sobre todo sentimentalmente. Luci, su
primera esposa, solo alcanza la felicidad cuando su marido asume que lo que le
gusta es que le pegue palizas. Gloria es una esposa abandonada a su suerte, Leo
es también una esposa abandonada y engañada por un marido cobarde. Clara en Carne trémula es una esposa insatisfecha
y aterrorizada por la violencia de su marido Sancho; y Raimunda es la prueba
del dolor que representa vivir con alguien que no quieres, la humillación
constante de convivir con alguien que desprecias. Por suerte algunas de ellas
consiguen liberarse de esta cadena, de estas esposas, o bien matando al marido
físicamente o bien matándolo sentimentalmente.
Consecuencia directa del rol de la
madre, el ama de casa y la esposa son las hijas. Y hablo en femenino, porque
los hijos, que los hay, cumplen otra función. Es difícil hablar de hijas sin
hablar de niñas. Las dos figuras están entrelazadas. La mayor parte de las hijas y niñas son hijas
y niñas abandonadas: Queti y Sexilia en Laberinto,
donde hay otra niña, la niña probeta odiada por su madre. Vanessa, la pobre
niña telekinesica hija de Juani, Ada, la hija de Bibi, criada como hija propia
por Tina. Pero el paradigma del abandono es Rebeca, olvidada por Becky del
Páramo que nunca la quiso y ahora, cuando se acerca su fin, intenta recuperarla.
La hermana Rosa también tiene una madre que no la quiere, pero encuentra en
Manuela una madre y una amiga que la acompañará hasta el final. Hay tres hijas
más, no exactamente niñas, pero si hijas: Paula, la cómplice de Raimunda en el
asesinato de su padre; Lena, hija de Ángela Molina y sobre todo Norma, hija sin
madre, obsesión de su padre en La piel
que habito.
En la constelación familiar faltan las
hermanas. Ya hemos dicho antes como sus propias hermanas han sido modelo para
varios de sus personajes. También que Esther García está detrás de Lola, la
hermana de Marina en Átame. Pero si
hay una película donde los hermanos/hermanas son realmente decisivos es La ley del deseo. Almodóvar reconocía en
1988 que su vínculo familiar más potente era con su hermano Agustín que aparece
en todas su películas en pequeños y divertidos cameos. A él le dedicó Matador, pero la auténtica
película/regalo para su hermano es La ley
del deseo. Es una película de hermanos, Carmen Maura se llama Tina, y todo
el mundo sabe que Agustín es Tinin para Pedro y la gente que les rodea. Pedro
decía de su hermano: “Le quiero mucho.
Es una de esas relaciones que no te planteas. Me emociona quererle”. ¿A
alguien le extraña que la productora que fundaron juntos se llame El deseo?
Tinin contaba “cuando fundamos el Deseo hablamos de fundar un clan casi familiar o
para familiar con estas cosas que tiene la familia que participa un poco de
todo, de la amistad, del amor, sin ninguna de las cosas negativas que tiene la
familia”.
Hay
algunas hermanas más en su filmografía, pocas. Rosa, la hermana de Leo en La flor, Juana, hermana del violador de
Kika, y Sole, hermana de Raimunda en Volver.
Son personajes importantes, pero secundarios en la trama. Ninguno tan
importante como Tina/Tinin.
Si la protagonista es la madre/esposa,
la antagonista (y muchas veces protagonista) es la amante. En un cine tan transgresor como el de Almodóvar,
transgresor no solo por sus imágenes siempre sorprendentes sino también por sus
personajes y contenidos, los amantes son algo imprescindible. Mucho antes de
los amantes pasajeros, donde realmente no hay amantes, Almodóvar hizo un
experimento para el programa La edad de
oro que se llamaba Trailer para
amantes de lo prohibido. Pero tampoco ahí había auténticos amantes. Amante,
según la definición de la real academia tiene cuatro significados. El primero:
El que ama. En ese sentido su cine está lleno de amantes que aman. El segundo se aplica como adjetivo. Se dice de las cosas en que se manifiesta el amor o que se
refieren a él. En ese sentido en su cine hay montones de manifestaciones de
amantes. El tercero es mas concreto: Hombre y mujer que se aman. Vale, ya nos
vamos acercando. El cuarto es el que nos interesa en este caso: persona que
mantiene con otra una relación sentimental sin vínculos regulados por la ley.
Esta forma tan rimbombante de definir a los amantes es la que nos interesa en
este caso. Y hablo de los amantes y no las amantes, porque en este juego
siempre hay dos, a veces del mismo sexo, a veces de distinto sexo, pero siempre
dos. En su película fundacional Pepi,Luci,
Bom hay amantes del mismo sexo: Luci y Bom. En cambio en Matador, encontramos una clásica pareja
de amantes, María Cardenal y el torero Diego. En La ley del deseo hay muchos amantes. Pablo Quintero es amante de
Juan y Antonio quiere serlo de él. Tina es amante de Bibi y acaba siéndolo de
Antonio. Toda la historia de Mujeres…
nace del hecho de que Pepa ha dejado de ser la amante de Iván. En el caso de Átame no hablaría de amantes sino de
amados, es distinto: Marina y Ricky son una pareja. En cambio en Tacones si hay amantes traicionados y
traicioneros: Becky es amante de Manuel, con el que también se acuesta su hija
Rebeca. Kika es amante del personaje de Peter Coyote. En La flor de mi secreto aparece un típico caso de amante: Betty se
acuesta con el marido de su amiga Leo. Como Clara, la mujer de Sancho se
acuesta con Víctor en Carne trémula.
Huma y Nina son amantes pasionales y tempestuosas en Todo sobre mi madre. Y la última figura de amante es Lena, amante
de Ernesto, pero no de Mateo. Porque a Mateo, Lena le quiere y a Ernesto no. La
amante, los amantes, suelen estar unidos a las escenas de sexo en su cine.
Almodóvar no tiene ningún reparo en rodar secuencias de cama de todo tipo, pero
con una premisa muy clara. “Casi nunca
pongo escenas de cama en mis películas porque las escenas de cama solo sirven
para follar y detienen la narración hasta cierto punto. Narrar un polvo no
tiene ningún interés a no ser que a través de ese polvo estés explicando algo
más.”
Ya solo me queda un personaje
fundamental en su cine: las amigas.
Las chicas del montón, las chicas Almodóvar. La amistad es algo muy importante
en su vida y en su cine. La amistad, la gente que comparte algo. “La amistad es un tema clásico, un elemento
dramático, un tema de toda la vida. A mí me gusta la amistad entre mujeres. Me
fascina mucho más ver dos chicas cómplices. Lo de los chicos cómplices es algo
que conozco más de cerca, pero el espectáculo de la amistad de dos chicas que
se meten juntas en el lavabo, a hablar de sus cosas, es una situación que
adoro. La mujer ha podido dedicarse sin remilgos a la amistad por una cuestión
cultural y porque ha estado condenada a vivir secretamente su intimidad y su
intimidad sólo la ha manifestado con sus amigas”.
Narrativamente las amigas son
fundamentales para sostener a las protagonistas de muchas de sus películas.
Amigas buenas, como Pepi y Bom; amigas cómplices, como Sexilia y Queti; amigas
desde pequeñas, como la Madre superiora y Sor Rata; amigas que comparten
frustraciones y esperanzas, como Juani y Cristal para Gloria; amigas que te
sacan de apuros, lo que hace Pepa con Candela; amigas malas que te traicionan
como Amparo traiciona a Kika y Betty traiciona a Leo; amigas de las que te
puedes fiar: Agrado para Manuela. Curioso iba a seguir haciendo la enumeración
de las amigas y me doy cuenta de que después de Todo sobre mi madre no hay más amigas en el sentido almodovariano
del término. Ni en Hable con ella, ni
en La mala educación, donde hay amigos, en masculino y con una connotación
claramente homosexual. Tampoco en Volver
porque Raimunda tiene una hermana y una madre fantasma y una hija, pero ninguna
es lo que se entiende por su amiga. No se me había ocurrido pararme a pensar
porque han desaparecido las amigas de su cine. Quizás, como siempre, porque han
desaparecido de su vida. Ojo, no quiero decir que no siga teniendo amigas de
esas que son para siempre. Pero nadie ha ocupado el lugar de Blanca y Blanca ya
no está para ofrecerle modelos en los que basarse.
Falta en esta lista de personajes dos
categorías importantes que no son exactamente mujeres pero si femeninos. Los
transexuales y los travestis. No confundirlos nunca por favor, no son lo mismo.
Almodóvar desde luego no los ha confundido jamás. En su filmografía hay tres
películas donde los transexuales juegan un papel importantísimo. La ley del deseo en la que Tina antes
fue Tino. En Todo sobre mi madre,
Agrado representa esta transexualidad explosiva y feliz, mientras que Vera en La piel que habito, es producto de un
experimento malvado.
En cuanto a travestis, el primero es
sin duda Femme Letal, o el juez Domínguez travestido en Becky del Páramo. La
Lola de Todo sobre mi madre es un
travesti triste y sin futuro, enfermo pero feliz de poder disfrutar del bebé
tanto como Lola como siendo Esteban. En La
mala educación, Ángel y Paquito son travestis de espectáculo. Y no hay más,
lo que no deja de ser un poco sorprendente en un director que ha hecho de la
transgresión una norma.
No he hablado directamente de los hombres en el cine de Pedro Almodóvar, aunque si han ido
saliendo indirectamente. Creo que este sería tema de otra conferencia donde se
analizara bien qué función han tenido y qué papel han jugado los personajes
masculinos en sus películas. En 1988 Pedro decía: Casi todos mis guiones los he basado en las chicas, pero eso no quiere
decir que descuide los papeles masculinos. Lo que pasa es que a la hora de
elegir el eje, he elegido a las chicas, a excepción de Matador y La ley del deseo.”
Yo añadiría a esa lista, Hable con
ella, La mala educación, Los abrazos rotos y La piel que habito.
De una forma somera y rápida se puede asegurar que Almodóvar
los odia a los hombres cuando cumplen papeles represores: padres biológicos o
padres religiosos; los desprecia cuando son maridos cobardes y los adora cuando
son chicos divertidos que se buscan la vida.
Una rápida relación de los hombres en su cine nos daría esta
lista:
El policía violador casado con Luci , el
hermano gemelo del policía. Riza Niro, enamorado de Sexi, pero amante de Sadec,
el islamista homosexual. El padre de Sexi, un ginecólogo, el padre de Queti,
tintorero que la viola. El capellán enamorado de Sor Víbora. Antonio marido de
Gloria. Toni, hijo de Gloria. Lucas, el escritor cliente de Cristal. En Matador hay hombres importantes: Diego el
torero y Ángel el obsesivo enamorado. La ley es una película de hombres: Pablo
Quintero, director de cine, Antonio y Juan amantes de Pablo. Ricki que quiere a
Marina en Átame. Máximo Espejo, que también quiere a Marina. Manuel el hombre
traidor a Becky y a Rebeca. El juez Domínguez, el hombre bueno. Ramón el marido
impotente de Kika, Nicolás, su amante, Pablo, el violador. Paco es el marido cobarde
de Leo, Ángel es su amigo, Antonio el bailaor, la tentación. Víctor es el
detonante de la tragedia en Carne trémula,
David el marido tullido, Sancho el marido violento. Esteban es el hijo muerto.
Benigno y Marco hablan con Alicia y Lydia y son amigos entre sí. En La mala educación hay dos curas y dos
amigos. Paco, marido de Raimunda, machista y violento, Emilio, el amigo de
Raimunda. El malvado y poderoso Ernesto Martel de Los abrazos rotos, Mateo/Harry el hombre que sufre. Diego hijo de
Mateo aunque no lo sabe. Robert el padre obsesionado con su hija en La piel que habito, Vicente el violador
de Norma transformado en Vera. Los tres azafatos y los dos pilotos, Alex y
Benito, en Los amantes pasajeros… de
momento hasta aquí.
No quiero acabar este apartado de los
hombres sin hablar de cuatro personajes que me parecen importantes porque, de
alguna manera, son una imagen del propio Pedro en el cine. Los cuatro
directores de cine que hay en sus películas.
El primero Pablo Quintero en La ley del deseo, Pablo vive en una casa que es la de Pedro, y
se comporta en la vida como lo haría él mismo, enamorado y creativo. Pablo
tiene una hermana Tina, como él tiene un hermano Tinin.
El segundo es Máximo Espejo en Átame, un director de cine mayor,
acabado, recluido en una silla de ruedas. No es exactamente el Pedro real,
joven y vital en ese momento, pero si en parte el Pedro superado por el
éxito de Mujeres que le había dificultado muchísimo el movimiento libre por
el mundo.
El tercero es él mismo son duda, se trata
de Enrique, el director de cine de La mala
educación que evoca su infancia, su traumática relación con los curas del
colegio y su primer amor por un compañero de clase.
El cuarto es Mateo/Harry en Los abrazos rotos, un director de cine
ciego. ¿Acaso Almodóvar se sentía ciego en ese momento, ciego para ver el
mundo, ciego por haber perdido a Blanca, ciego para continuar creando? Mateo es
un director que intenta superar su ceguera como él intentaba superar su
momentánea sensación de oscuridad.
Son cuatro hombres fundamentales en su
filmografía. Cuatro retratos que trazan su propia biografía.
4
El
tercer brazo del abanico de sus mujeres son LAS ACTRICES
Joaquín Sabina cantaba en el año 1992 "Yo quiero ser una chica Almodóvar / como la
Maura, como Victoria Abril, / un poco lista, un poquitín boba, / ir con Madonna
en una limousine". Las chicas
Almodóvar se habían convertido en un icono, una referencia. Todas las chicas
querían ser chicas Almodóvar. Pero solo algunas lo consiguieron.
En Pepi, película que
he citando tantas veces como fundacional, hay ya un montón de chicas Almodóvar.
Kitti Manver, Julieta Serrano, Assumpta Serna, Cecilia Roth y desde luego
Carmen Maura.
Su filmografía se
puede dividir en periodos según la actriz dominante. Carmen Maura fue la
principal protagonista desde Pepi hasta Pepa; Victoria Abril podía haber hecho
muchas más películas con él, pero no fue posible. Antes de Átame, porque Victoria no quiso, le pareció poco papel el de
Cristal en Que he hecho yo, y al
final se convirtió en chica Almodóvar en tres títulos Átame, Tacones lejanos y Kika.
No hubo más. La verdad es que si la unión entre Carmen y Pedro era
completamente natural y fue una lástima que se rompiera por una serie de
malentendidos, la unión entre Victoria y Pedro estaba condenada al fracaso.
Victoria era una actriz muy dominante, muy impositiva a la que solo Vicente
Aranda, que en parte la descubrió y la creó, conseguía dominar. Pedro nunca lo
logró.
La tercera chica
Almodóvar con carácter de musa, es Penélope Cruz, que tenía un papel pequeño
pero importante en Carne trémula y
luego fue el alma de Volver y Los abrazos rotos. Digamos que estas
tres tienen los papeles protagonistas.
Pero hay actrices que han tenido mucha
presencia y más largo recorrido en su cine. Concretamente dos que son
importantísimas. Cecilia Roth y Marisa Paredes.
Cecilia Roth es la
representación de lo exótico, con su acento argentino y su físico de mujer
moderna. Cecilia aparece en sus primeras cuatro películas. Es la protagonista
absoluta de Laberinto de pasiones,
pero antes fue una chica del montón y después sería Merche, una drogadicta que
acude al convento en Entre tinieblas
y la chica del anuncio de café en Que he
hecho yo. Cecilia despareció de su cine, porque despareció de España. Pero
en cuanto volvió ocupó de nuevo un lugar en su particular star sistem. Manuela se escribió para ella y no podría
haber sido nadie más. Años más tarde, cuando Pedro preparaba la película
pastiche de su cine que es Los amantes
pasajeros, no dudo en llamarla de nuevo para asumir el personaje de una
actriz que ha pasado de moda y ha dejado de interesar a las revistas del
corazón, personaje que no se parecía en nada a ella, al que Cecilia le supo dar
una ternura triste.
El caso de Marisa es
más complejo y más interesante. Marisa
ya tenía una carrera consolidada y firme antes de entrar en el universo
Almodóvar al que llega relativamente tarde, en su tercera película, Entre tinieblas, donde es Sor Estiércol,
la monja faquir. Marisa es la actriz perfecta para Pedro cuando necesita
retratar a grandes damas, elegantes, pero tiernas, dominantes, pero con una
gran necesidad de afecto. Ella encarna a la perfección a la cantante Becky del
Páramo, a la escritora, Leo Macías y a Huma, la actriz de Un tranvía llamado deseo. Marisa es un comodín para este tipo de
personajes. Pero Marisa es una gran actriz y todos estos elementos los puede
mostrar también en un papel aparentemente mucho menos glamuroso como es el de
Marilia en La piel que habito. En
total solo cinco personajes, en una
filmografía de veinte títulos. Pero que personajes¡¡
Junto a estas
actrices/musa por llamarlas de alguna manera, están las actrices fetiche que
son fundamentalmente tres: Chus Lampreave, Bibi Andersen y Rossy de Palma.
Chus, Bibi y Rossy aparecen en casi
todas sus películas aunque sea en pequeños papeles.
A Chus, una Buster
Keaton en femenino como la define Pedro, la quería desde Pepi, Luci, Bom pero no pudo ser. Sor Rata y la abuela de Que he hecho yo, fueron sus papeles más
importantes. A partir de ahí, Chus ha estado en muchos de sus films: o como
alter ego de su madre o como portera. Porque no hay mejor portera que Chus, que
ha sido la portera perfecta en tres películas. Que he hecho yo, Hable con ella y Los abrazos rotos.
Bibi se convierte en
chica Almodóvar en Trailer para amantes
de lo prohibido. Bibi no es una gran actriz, pero si es una gran presencia
y en ese sentido la ha utilizado Pedro en muchas ocasiones. Basta ver el plano
de la llegada a la cárcel de Rebeca en Tacones lejanos, una minúscula Victoria
Abril al lado de una impresionante Bibi que poco después protagonizará uno de
los mejores números musicales de todo su cine. Pero Bibi es sobre todo una
amiga que está ahí siempre, salga o no salga, acompañándolo en todo momento.
Rossy es el paradigma de la chica Almodóvar. La aparición de
Rossy en La ley del deseo como
entrevistadora fue un shock del que aun no nos hemos repuesto. Desde ese
momento su rostro cubista se apoderó de las pantallas y no solo en películas de
Pedro con el que ha sido novia drogada en Mujeres,
criada bigotuda en Kika, hermana en La Flor, pero también aparición
imposible de olvidar en otros títulos incluido el último que se está rodando
ahora mismo, Silencio.
Al margen de estas actrices, hay chicas Almodóvar que no han
tenido continuidad pero si apariciones importantes en más de una película. Kiti
Manver, Julieta Serrano, protagonista absoluta de Entre tinieblas y fantástica loca en Mujeres, Verónica Forqué la única
Cristal posible y su prolongación en Kika, María Barranco, una Candela
inolvidable, Loles León, la hermana
indispensable de Marina. Más recientemente se han incorporado a su mundo
algunas actrices que sin llegar a ser fetiche, ni protagonistas son cada vez
más necesarias para él. Lola Dueñas, Mariola Fuentes, Blanca Portillo, Blanca
Suárez, Carmen Machi.
Ángela Molina merece una mención aparte. Almodóvar quería
trabajar con ella desde los años ochenta. Fue su primera idea para Cristal, un
personaje que habría sido muy distinto al que hizo Verónica Forqué. Poco más
tarde escribió para Ángela la primera versión de lo que años más tarde acabaría
siendo Volver. Su deseo de trabajar
juntos se concretó por fin en Carne
trémula donde Ángela encarnaba a Clara, la mujer de Pepe Sancho. Ya de
mayor la utilizó como madre de Lena en Los
abrazos rotos. Ángela no es una chica Almodóvar porque Ángela es solo
Ángela. Pero al menos ha hecho que un deseo de Pedro se haya hecho realidad.
Luego están las chicas protagonistas de un solo film: Assumpta
Serna, Antonia San Juan, Rosario, Leonor Watling, Elena Anaya, Candela Peña,
Carmen Elías y las actrices que nunca han sido chicas Almodóvar. Llama la
atención que Maribel Verdú, Ana Belén y Emma Suarez no hayan trabajado nunca
con él. Emma lo está haciendo ahora mismo en Silencio, nada impide pensar que los caminos de Maribel y el suyo
se crucen pronto. Lo de Ana es mucho más complicado.
En cuanto a los actores, Almodóvar ha sido menos fiel y más
ecléctico. En realidad solo se puede hablar de un chico Almodóvar: Antonio
Banderas. Antonio fue Sadec, el terrorista iraní enamorado de Riza Niro; tres películas más tarde fue Ángel, el
obsesivo enamorado de Eva en Matador;
su mejor personaje le llegó en La ley del
deseo, como Antonio, enamorado locamente de Pablo. En Mujeres, su papel era marginal, mas testimonial que otra cosa. Átame si fue importante. Antonio llenó
de matices el personaje de Ricki. Fue el
último que hicieron juntos. Antonio, viendo lo que había pasado con Carmen
Maura, dejó de trabajar con Pedro antes de que se produjera una ruptura que
habría llegado irremediablemente. Eso les permitió seguir siendo amigos, y
muchos años después, volver a trabajar juntos en un film muy diferente, La piel que habito.
De todos los actores que han pasado por su cine, hay dos que
pueden aspirar a ser chicos Almodóvar. Lluis Homar, un actor consagrado al que no le
molesta nada ser asimilado a su cine, protagonista en La mala educación y sobre todo, espléndido Mateo/Harry en Los abrazos rotos. El otro es Javier Cámara, encantador Benigno,
amiga leal en La mala educación y
adorable azafato en Los amantes. Habrá
que ver si estas buenas relaciones tienen una continuidad en la que se anuncia
como la cuarta etapa de la carrera de Almodóvar.
La primera, la de la libertad que va de Pepi a Mujeres; la segunda la del aislamiento, que va de Átame a Hable con ella; la tercera, la
de la memoria, que va de La mala
educación a Los amantes pasajeros y esta cuarta que se anuncia estimulante
con ese Silencio que se está
terminando justo estos días.
Para
acabar y antes de dar paso a las preguntas he preparado una pequeña muestra de
una de las características de las mujeres de Almodóvar: los vestidos rojos. A
Pedro le encanta el rojo y lo usa constantemente, en los carteles de sus
películas, en los muebles, en la ropa que usa él mismo. Pero sobre todo, le
gusta el rojo en sus chicas, da igual que sea un jersey o un vestido de fiesta,
una camisa o una rebeca. El rojo y sus variantes naranja y rosa, dominan con
todo derecho sus imágenes. Las fotos no son demasiado buenas, pero sirven. La
música es la de la canción de Joaquin Sabina, Yo quiero ser una chica Amodóvar
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