miércoles, 22 de julio de 2015

CHICAS EN FAMILIA. LA MUJER EN EL CINE DE PEDRO ALMODOVAR

Texto de la conferencia dada el 20 de julio del 2015 en el curso Pedro Almodóvar: cine del deseo,deseo del cine, dirigido por Manuel Hidalgo en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial.

CHICAS EN FAMILIA
Cuando Manuel Hidalgo me llamó para proponerme la participación en este curso con el tema Chicas en familia: madres, esposas, amantes, hermanas… y los hombres, es decir para hablar  de las mujeres en el cine de Pedro Almodóvar,  pensé dos cosas. Primero, me lo propone porque soy mujer; segundo ¡qué bien, me ha encargado un tema fácil!
En lo primero, proponérmelo porque soy mujer, seguramente pensó que desde mi perspectiva de mujer que conoce bien la obra de Pedro podría apreciar mejor toda la complejidad de sus personajes femeninos. No se trata de dar un punto de vista feminista, nada más lejos de mi intención, sino de reconocer su manera de tratar a las mujeres teniendo en cuenta que es él el que hace el retrato.
En lo segundo, me ha encargado un tema fácil, si que estaba completamente equivocada. Este asunto no es para nada fácil ni se podía resolver con la simple idea de hablar de  “las chicas Almodóvar”.
 Al empezar a preparar la conferencia comprendí que tenía por delante un bosque densísimo en el que había que empezar a trazar caminos. Mejor dicho, abrir un camino ancho y transitable que a su vez se fuera bifurcando como un abanico de diversas posibilidades.

El camino ancho y transitable era el de
LA IMAGEN DE LA MUJER EN EL CINE DE PEDRO ALMODÓVAR
Las bifurcaciones eran:
1.      Personas reales: su madre, sus hermanas, Esther García, Blanca Sánchez. Su hermano Tinin.
2.      Personajes: es decir los roles de las mujeres y los hombres que tienen enfrente.
3.      Actrices/ actores que encarnan en la pantalla a las personas y a los personajes.
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“A la hora de escribir y dirigir, me atrae mucho más la mujer. Siempre me ha gustado la sensibilidad femenina y cuando creo un personaje me resulta mucho más fácil escribir uno femenino, consigo moldearlo de forma más sólida e interesante. Por otro lado, las mujeres tienen más facetas, me parecen más protagonistas”.  Esta frase de Almodóvar de 1988 explica porque su cine está dominado por las chicas.
Pero para empezar a entender como son esas chicas habrá que recurrir a otra frase del director más o menos de la misma época: “Las mujeres me gustan con una mezcla de perfección e imperfección, que tengan mucho sentido del humor, naturalidad ante el disparate, espontaneidad. Que no prejuzguen las cosas, sino que puedan comportarse con naturalidad en situaciones extravagantes y que sean sentimentales.” Toda una declaración de principios.
Veamos a partir de esta frase como son esas mujeres imperfectas, divertidas, espontaneas.
Lo primero que destaca en sus mujeres es que son INDEPENDIENTES. Eso es un hecho innegable. Todas, absolutamente todas, son mujeres independientes. Sean amas de casa maltratadas, esposas abandonadas, o amantes despechadas, sus mujeres actúan con total independencia, no solo de los hombres que las rodean, sino sobre todo de su situación, de su propia realidad.
En paralelo y como consecuencia de su independencia, las mujeres de Almodóvar son LIBRES. Son ellas las que deciden su camino. No se asustan ante un crimen o un abandono, no les preocupa el qué dirán, no hay una gota de hipocresía en ellas. Buscan siempre la forma más directa para llegar a la meta que se han propuesto. Pueden estar raptadas, como Marina o Kika, o la misma Lena de Los abrazos rotos o la extraordinaria Vera de La piel que habito, pero siempre consiguen imponer su libertad.
Y eso nos lleva al tercer adjetivo. Son FUERTES. Pueden soportar toda clase de calamidades y contrariedades, una violación, una humillación, perderlo todo, pero no se acobardan. Sacan fuerzas no se sabe de dónde y tiran adelante. En ese sentido el final de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, es premonitorio de todo su cine. Pepi y Bom han decidido irse a vivir juntas. Bom muy contenta dice “Uf ¡Cuantos cambios en un solo día!” Y Pepi le responde, “ante ti se abre una nueva vida”. Esa nueva vida es la que acaba por abrirse ante la mayoría de las protagonistas femeninas de su cine.
Protagonistas que tienen otra cosa en común. Están SOLAS. Esto parece una paradoja si pensamos la cantidad de personajes que hay en sus películas. Y sin embargo es cierto, sus chicas son chicas solas, mujeres solas, madres solas. No importa que estén rodeadas de gente, que tengan amigas. Gloria, la protagonista de Qué he hecho yo para merecer esto, está sola y esa soledad se hace evidente por la noche cuando recorre el piso en silencio; Leo, la escritora de La flor de mi secreto está sola, tan sola que no puede quitarse los botines; Raimunda, en Volver está sola a pesar de tener el fantasma de su madre, una hermana y sobre todo una hija. Son mujeres solas que aprenden a disfrutar de esa soledad como un privilegio más que como un castigo.
Esto no impide que sean SOLIDARIAS, se ayudan mucho entre sí, se apoyan, se protegen. A pesar del drama que está viviendo Pepa está dispuesta a ayudar a Candela en Mujeres al borde de un ataque de nervios; Raimunda vive en un infierno con su marido, pero no se olvida de su vieja tía y su hermana; en La ley del deseo, Tina es capaz de todo por la niña Ada.
Además de solidarias estas mujeres son ENCANTADORAS, tienen que serlo para sobrevivir en ese mundo hostil que las rodea. Todas las mujeres, esposas, hijas, abandonadas que hay en su cine: la Pepa de Mujeres, Ada, la niña de La ley del deseo, Leo…  son encantadoras y juegan con ese encanto para soportar el abandono. Pero su encanto no es inocente ni simple, tienen carácter y lo demuestran en cuanto se presentan la ocasión.
Y la ocasión se suele presentar muchas veces porque estas mujeres VIVEN EN UN INFIERNO FISICO O PSIQUICO, O LOS DOS. Un infierno del que tendrán que salir luchando para poder escapar. Haciendo valer su independencia, su libertad y su fortaleza, y aprendido a soportar su soledad. Sus mujeres no son diosas, ni heroínas, son mujeres muy humanas. SUS MUJERES BAJAN AL INFIERNO Y LUEGO RENACEN, SE RECUPERAN.
Pero precisamente por eso también son SUPERVIVIENTES natas, en todos los sentidos. Es curioso comprobar que hay muy pocas mujeres que mueran en el cine de Pedo Almodóvar. Casi se pueden contar con los dedos de una mano:
         María Cardenal, la abogada de Matador, que muere de amor, de éxtasis.
         Becky del Páramo, la madre arrepentida que muere como un personaje romántico en brazos de su hija Rebeca en Tacones lejanos.
         Clara, la mujer de Sancho que muere matando a su marido en una escena sacada de Duelo al sol en Carne trémula.
         La hermana Rosa, la inocente hermana Rosa que no habría sobrevivido a la contradicción de ser madre y monja en Todo sobre mi madre.
Lydia la mujer torera, que acaba muriendo porque no habría podido vivir en Hable con ella
Y Lena, la preciosa Lena que está muerta, pero vive en el recuerdo de Mateo, su amante, su amor que se ha quedado ciego para poder verla eternamente.

Si analizamos estos rasgos podemos sacar una conclusión: las mujeres de Almodóvar no cumplen los esquemas clásicos de la mujer en el cine.
Por ejemplo, no hay
Mujeres malas en el sentido de la femme fatale que atrae y destruye al hombre. Hay mujeres que se aprovechan de la debilidad de los demás, la hermana de Sor Rata en Entre tinieblas, por ejemplo; hay asesinas (casi siempre involuntarias y con crímenes muy justificados); hay una mujer extraña, la María Cardenal de Matador; hay madres dominantes y castradoras como la que hace Julieta en esa misma película. Pero no son mujeres verdaderamente malas. Ni siquiera Andrea Caracortada en Kika es exactamente mala, es más una víctima de sí misma.
Tampoco hay
Mujeres sumisas. El diccionario define la sumisión como “la acción de someterse a la voluntad de otra persona o a la fuerza de una situación”. En el cine de Almodóvar, ni las más humilladas de sus chicas son jamás mujeres sumisas. Luci no es una mujer sumisa, es una masoquista que no es lo mismo. Queti, en Laberinto de pasiones,  no se deja violar por su padre por sumisión, sino por tener algo de tranquilidad. Gloria no se puede definir como una mujer sumisa, al contrario, se rebela contra ese marido odioso y esa vida insoportable. Leo tampoco es una mujer sumisa, es desvalida, si, pero poco a poco aprende a vivir sin Paco, el marido traidor. La sumisión es un concepto que no se encuentra en sus personajes, en ninguno. Hay mujeres dominadas, secuestradas, raptadas, abandonadas, pero nunca sumisas.
Curiosamente, tampoco hay auténticas mujeres objetos del deseo. La que más se acerca a este concepto es Marina en Átame, pero no es exactamente un objeto del deseo, es la respuesta de Ricki a una necesidad vital de formar una familia. Tampoco Lena en Los abrazos rotos es objeto de deseo, es objeto de posesión que no es lo mismo. El único autentico objeto de deseo es un hombre, Pablo Quintero en La ley del deseo.  Es la excepción que confirma la regla.
El último gran modelo de personaje femenino en el cine son las princesas, las chicas que esperan encontrar un príncipe azul. Por más esfuerzos que hago no encuentro ningún personaje que se acerque a este arquetipo. Cristal con su inocencia, quizás. Definitivamente en estas películas no hay inocentes damiselas que esperan ser salvadas por el héroe que se las llevará  a un castillo de cuento de hadas.

Si resumimos todo lo que he dicho hasta ahora, vemos que casi todos los personajes femeninos de su cine ya están esbozados en su primera película, en Pepi, Luci, Bom en la que Almodóvar reconoce están en germen prácticamente todas las mujeres de mi cine, las relaciones matrimoniales turbulentas, la chica supermoderna, ingeniosa, autónoma, amoral, a prueba de todo, las amigas, los engaños,…”. Film fundacional, las chicas del montón son independientes, fuertes y saben lo que quieren.
Con todas estas premisas sus chicas deberían ser unas auténticas feministas. Y no solo no lo son, es que ni siquiera lo pretenden. No vale la pena acercarse a ellas con ideas preconcebidas de feminismo porque Almodóvar nunca se las ha planteado desde esa premisa: Yo creo que soy uno de los hombres menos machistas del mundo, mas auténticamente feminista. Lo que no quiere decir que no vea la realidad. Defiendo a las mujeres pero no creo que sean arcángeles”. Son mujeres retratadas, amadas, estudiadas, por un hombre de una gran sensibilidad sí, pero un hombre. No por ser homosexual se deja de ser masculino. Y la manera como Pedro se acerca a sus personajes femeninos no es la de la reivindicación feminista sino la de la simple reivindicación humana. Por eso las feministas, especialmente las más radicales, no solo no le quieren sino que le atacan ferozmente por proyectar una feminidad explosiva, que no difiere mucho de la mirada masculina sobre las mujeres.




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LAS PERSONAS
Hemos dejado claro cuáles son sus características, pero nos podemos preguntar ¿De dónde vienen estas mujeres? ¿Hay modelos para ellas? Pedro ha dicho que los guiones y los personajes son inventados pero con una carga de realidad y añade Mi inspiración proviene de la vida real. Es como si la vida me regalara la primera línea del relato y yo tengo que poner la segunda y si después consigo poner la tercera e incluso la vigésima, ya tengo dos folios y si aquello me interesa, sigo. Pero es una cosa muy variada y llena de misterio, donde el azar interviene de un modo absoluto.”
Esto nos permite introducir uno de los temas más interesantes en esta charla. ¿Almodóvar es un reflejo de la realidad, o es la realidad la que se parece al cine de Almodóvar? Yo no estoy de acuerdo con la tendencia que afirma que sus mujeres reflejan la evolución de la mujer en la sociedad española, yo creo que sus mujeres en realidad no han cambiado casi nada. A pesar de haber pasado treinta años entre Pepi y La piel que habito, no ha variado demasiado su concepto de la figura de la mujer. No estoy segura si es verdad o una simple hipótesis, pero sus mujeres son autónomas respecto a la realidad social y política del tiempo que les ha tocado vivir. Son personajes que siguen en lucha constante entre la modernidad y la tradición. Ha cambiado su clase social, su estatus económico, su edad, sus problemas, pero los personajes en el fondo siguen siendo los mismos. Más que reflejar la realidad, Pedro provoca que la realidad se quiera parecer a sus películas.
Sin embargo,  los personajes si salen de algún sitio. Es bien conocido que Almodóvar es un chupóptero, una persona que se empapa de todo lo que rodea, lo traga y lo devuelve transformado por su manera de ser, de hacer y de vivir. Todos sus personajes nacen del mundo en el que vive, pero los travieste, si me permiten la palabra, en otra cosa. Y al final acaban por no ser exactamente un reflejo de la realidad. Arriesgándome mucho, me atrevo a decir que las mujeres en el cine de Almodóvar no son representaciones de la realidad, sino representaciones de él mismo. En todas mis  películas hay cosas autobiográficas, claro que entendiendo por autobiográfico mas los sentimientos que las anécdotas. Si hablamos de sentimientos estoy en todas ellas, de la primera a la última. En todas están las cosas que amo, las que deseo, las que me dan miedo.”
Si lo que le inspira es lo que le rodea, es lógico pensar que en lo primero que se fijó fue en las mujeres de su infancia, esas mujeres de La Mancha, fuertes, valientes, que sacaron adelante a la familia en medio de una situación de posguerra llena de penuria y de miedo.
 Su madre es el modelo perfecto para este tipo de mujeres. Su madre a la que recuerda en Que he hecho yo, donde le ofreció el papel de la señora Paquita, la amiga de la abuela que se encuentran en el autobús. Su madre se prolonga en varias películas: ella misma asume el papel de madre de Marina y Lola en Átame. Y por la figura interpuesta de Chus Lampreave, aparece en La flor de mi secreto y en Volver. Carmen Maura que conoció bien a la señora Paquita, decía que “La madre de Pedro es superespecial. Es una madre graciosísima. Tiene esa cosa de la tierra, de lo auténtico, de lo real. No se calla nada de lo que se le ocurre. Siempre va por lo derecho y con el sentido común por delante.” La madre de Pedro es una figura fundamental en su vida, fue un apoyo, un refugio cuando las cosas se ponían feas para el niño que contaba historias y no jugaba al futbol. Y aun lo fue más cuando de mayor decidió dejar la Telefónica y dedicarse a eso del cine, aunque, haciendo gala de ese ser directa al que alude Carmen, no dudaba en lamentar que las primeras películas de Pedro fueran muy guarras y la avergonzaban ante sus vecinas. Su madre le enseño a trazar un hilo invisible entre la realidad y la ficción. Pedro ha contado varias veces la fascinación que le producía ver a su madre leerle las cartas a las vecinas, pero no leyendo lo que ponían, sino inventando lo que ellas querían oír. Doña Paquita fue su primera guionista. La gran lección de la conexión entre la realidad y la ficción se la transmitió su madre mientras leía esas cartas inventando los textos en función de lo que ella sabía que les gustaría escuchar. Su madre le inculcó esa cultura que nace de las gentes. Hay una poesía que Chus, la actriz que mejor representa a su madre, recita en La flor de mi secreto. Una poesía que viene directamente de Doña Paquita. Cuando no había papel de madre o de abuela, Pedro se las ingeniaba para sacarla en un cameo. Es glorioso, por ejemplo, el que hace en Mujeres como locutora que anuncia la detención de los terroristas chiitas. A la señora Paquita está dedicada la película por excelencia sobre las madres, Todo sobre mi madre.
¿Cuáles son, después de su madre, las mujeres modelo de Pedro? Su hermanas María Jesús y Antonia. Ellas han sido la fuente de inspiración para el personaje de Gloria en Que he hecho yo para merecer esto, no tanto por lo que le pasa, sino por cómo es Gloria. La ropa que viste, el espacio vital de su casa, la forma de hablar, todo eso lo tomó Pedro prestado de sus hermanas. En La flor de mi secreto disfrazó a Rosy de Palma de su hermana Antonia, y en Volver, film que cierra su relación con temas como la madre, la familia y el pueblo, recurrió a ellas para que la ayudaran en la caracterización de Raimunda, que se llama así como su tía, la hermana de su padre, persona decisiva para esta película en la que se incorporan sus famosas historias de fantasmas y aparecidos.
Tenemos una madre, tenemos unas hermanas. Pero Pepi, ¿de dónde viene Pepi? Pepi nace directamente de Blanca Sánchez la primera y más importante amiga de Pedro en el Madrid de los años setenta."Nos conocimos a principios de los años 70, Blanca fue la mujer de mi vida y mi mejor escuela en dos décadas tan importantes para mi formación como los 70 y los 80. Me ayudó en todo, yo no era consciente de mí mismo en los primeros años de nuestra relación, pero Blanca lo era por mí. Dudo de que hubiera tenido tan claro mi camino sin ella". Así la recordaba Pedro en el catálogo de una exposición homenaje a Blanca Sánchez que se hizo en el año 2014 en el Circulo de Bellas Artes de Madrid, siete años después de su muerte en el 2007. Blanca era artista, galerista, era una Pepi vital y llena de ideas que acompañaba a aquel jovencito manchego en sus locuras en la noche de la famosa movida. En realidad, mi gran fuente de inspiración han sido mi madre y sus vecinas, y Blanca. Ella representaba a todas esas mujeres modernas y urbanitas, echadas para adelante, sin prejuicios y enormemente vitales. Sofisticada y moderna, y, a la vez, terriblemente ingenua para el amor. Ella representa a esas mujeres listísimas que se desenvuelven por igual en todos los ambientes, de los más altos a los más bajos. Recuerdo que Blanca se compró en Londres todos los modelos que lucía Cecilia en Laberinto de pasiones y rodamos Pepi, Luci, Bom... en su casa. Ella me inspiraba tantas cosas...”.
Blanca fue su amiga y un modelo que pervivió a lo largo de muchos años, la Candela de Mujeres vuelve a ser Blanca. Yo no pude poner la verdad, que los chiíes (algo que con el tiempo casi ha resultado más acertado) habían sido terroristas etarras. Pero sí, ella se enamoró de un hombre sin saber que era un terrorista y que la estaba utilizando. Él metió a otros etarras en su casa, porque Blanca era generosísima, y allí prepararon sin ella saberlo un asalto a la cárcel de Carabanchel para liberar a otros presos. Aquello le costó a Blanca, que era inocente, nueve meses de cárcel. Cuando salió, ya nunca fue la misma. Yo iba a visitarla y volvía hundido. Pero lo increíble era su ingenuidad para el amor. Cuando se destapó lo de los etarras, lo que ella no podía entender, y lo que la destrozó, era que aquel hombre no hubiese confiado en ella, le daba igual todo lo demás. Lo que le dolía era que su amante no había tenido la confianza suficiente como para decirle en la cama la verdad. Yo no daba crédito y le decía: "Pero Blanca, mujer, que era un etarra". Aquello cambió de manera radical su relación con los hombres y la cárcel la marcó. Recuerdo que antes de entregarse al juez me llamó por teléfono para que sacara de la casa, de mi vieja habitación, porque yo viví bastante tiempo con ella, las cajas y cajas de turrones y chocolates que los etarras habían comprado para llevarse por Navidad. Ella sólo me decía que no me preocupara por ella, pero que, por favor, sacara todo aquello de su casa. Lo absurdo, esas paradojas que me pasan en la vida, es que yo, que no sabía qué hacer con aquel arsenal de dulces navideños, se los di a mi cuñado, que era guardia civil y que se pasó las navidades papeándose los turrones y chocolates que habían comprado los etarras.”
Pedro sigue con su recuerdo de Blanca: “Ella era más consciente de mí mismo que yo. Tenía una fe ciega en mí. Si en la vida conoces a fondo a una mujer, a una sola mujer, puedes escribir sobre mujeres toda tu vida. Pues yo a Blanca la conocí al cien por cien, y por eso tantas, tantísimas veces, mi referencia ha sido ella. Su generosidad sin límites, su inteligencia, su capacidad para arriesgarse en la vida, su enorme discreción, ella nunca alardeó de nuestra amistad...”  No he visto en ningún sitio que se hiciera referencia a Blanca en relación a Los abrazos rotos, pero me gusta pensar que Almodóvar escribió este guión a raíz de la muerte de su amiga.

Hay más modelos reales para sus personajes de ficción. Esther García, por ejemplo, su directora de producción desde hace muchísimos años a la que saca en cada película en un pequeño cameo, fue la fuente de inspiración de Lola, la hermana de Marina en Átame. Pedro dice de Esther que es como una hermana y madre de todos, que siempre está ayudando a todo el equipo. De alguna manera Esther es también Judith, la productora de Los abrazos rotos, aunque en este caso con una historia mucho más sofisticada.
Yo misma puedo presumir de haber sido modelo de un personaje de Almodóvar. En Tacones lejanos, Becky del Páramo tiene una secretaria, que interpreta Anna Lizarán. Es una catalana nacida en México a la que todos llaman la biógrafa, que es como me llamaba Pedro cuando hicimos juntos el libro en 1988.

Con esto queda claro que Pedro tenía y supongo que tiene la capacidad de mirar la realidad para transformarla en ficción, como hacia su madre con las cartas de las vecinas. Eso explica también porque después del éxito de Mujeres su cine se hizo cada vez mas claustrofóbico y encerrado a medida que su propia vida se encerraba y se reducía en su espacio vital hasta llegar al coma de Hable con ella. Pedro necesita a la gente y la calle para poder contar sus historias y sin esa fuente, es casi imposible que le salga un buen guión. La fama me afecta en el sentido de que no me puedo quedar quieto en la calle. Si tengo una cita con alguien, no puedo esperar en ningún sitio. A mí no me importa hablar con la gente que se me acerca por la calle, pero no puedo con las fotografías de los móviles; ése es el peor invento que existe. Yo ya he renunciado hace tiempo a manifestarme tal y como soy en la calle o en el bar”. Su hermano lo resumía muy bien en el lejano año 1988, a raíz del tremendo éxito de Mujeres... “Pedro es un espectáculo en la calle, en un bar, donde sea. Ahora está un poco desbordado por ser tan conocido. Es agobiante y está a punto de angustiarle. Le cansa porque no le dejan hacer vida normal.”
Después de Hable con ella, Pedro se refugió en los recuerdos de infancia para la Mala educación; Volver, una de sus mejores películas de los últimos tiempos, es una historia escrita en los años 80; Los abrazos rotos, nace de sus terribles migrañas y pienso yo, de la muerte de Blanca; La piel que habito es un pastiche de viejas historias y viejas películas.  Habrá que ver qué pasa con Silencio, pero el título ya es premonitorio de que volverá a hablar de si mismo.
No hace mucho explicaba en una entrevista “Junto a las migrañas, tengo ahora otra dolencia que es directamente de ciencia-ficción: tengo pitidos que son como niños gimiendo en mi pecho; se llama broncoespasmo. Y otra más que se llama acúfenos o tinnitus, y que es un pitido muy intenso que al parecer no existe y que genera tu cerebro. Yo, encima, lo tengo en el oído bueno y es como una chicharra agudísima que te impide escuchar al de al lado. No son dolencias orgánicas, ni psicosomáticas; son muy misteriosas y, desde luego, te pueden fastidiar directamente la vida. Aunque yo, al menos, espero sacarles partido y ponérselas algún día a un personaje, a algún tipo realmente malvado.” No creo que se las haya puesto a nadie todavía, pero si ha escrito un guión donde pide Silencio, palabra que explica su más intimo deseo en estos momentos.

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El segundo brazo del camino que estamos recorriendo son
LOS PERSONAJES
Le comentaba un periodista en una ocasión: “Usted dice que la mayor parte de los papeles femeninos que ha escrito son una mezcla de su madre y sus vecinas de La Mancha, con la Audrey Hepburn de Desayuno con diamantes, la Giulietta Masina de La strada y la Shirley MacLaine de El apartamento. Él contestaba: “Cinematográficamente añadiría a la Gena Rowlands de Opening nights y a Romy Schneider.”
Hay muchas maneras de acercarse a los personajes femeninos de Pedro Almodóvar.
Haciendo caso del título de esta conferencia, yo he decidido hacerlo desde la perspectiva de la familia. Entendiendo por familia un criterio amplio que va mucho más allá de las simples relaciones sanguíneas o de parentesco.
¿Por qué este criterio? Por algo muy sencillo: la familia es algo fundamental en su formación. Su familia más directa y la familia que se ha inventado a su alrededor. El hecho de que no haya formado una familia tradicional no significa que no haya sabido  crear lazos profundos de relación con su hermano Agustín, sus hermanas María Jesús y Antonia, pero también y ahí reside la gracia de “su familia”, con la gente que trabaja con él en El Deseo y los actores y actrices que le acompañan desde hace muchos años y que son, también su familia. “La familia es la gente que te rodea, la que te coge la mano por la noche si tienes frio y te da un vaso de leche antes de acostarte. Yo me siento a escribir y me salen familias Supongo que porque son las relaciones que he tenido y que mas conozco a pesar de que yo no llevo una vida familiar”, decía Pedro a mediados de los años 90.
Pero Almodóvar no sería Almodóvar si no se inventara unas relaciones familiares heterodoxas, distintas, desestructuradas desde el punto de vista clásico del concepto familia, pero absolutamente coherentes con su manera de entender las relaciones. Sus familias no son nunca “normales”. Ni siquiera las mas “normales”, como la de Gloria en Que he hecho yo, o la de Raimunda en Volver. Sus familias son de otro tipo. Pepi y Bom son el origen de una familia; Tina, Pablo y Ada son una familia ideal en La ley del deseo, Ricki, Marina y Lola, integran un núcleo familiar al final de Átame; Mateo, Judith y Diego, asumen que son una familia en Los abrazos rotos.
Pero también son familia y muy potente, las monjas de Entre Tinieblas, o las mujeres de Todos sobre mi madre, unidas para formar una nueva unidad familiar entorno al pequeño Esteban; incluso son una familia, extraña, pero familia, Robert, Vera y Marilia en esa película extraña que es La piel que habito. Hay en el cine de Almodóvar dos sentimientos encontrados sobre este tema: una nostalgia de la familia como refugio, paraíso perdido de seguridad y de inocencia y una necesidad de buscarse nuevas familias que no se apoyen en el orden más convencional: “La familia es esencial, y si no la tienes, la buscas donde sea”. Pero eso no le impide constatar un hecho evidente “La familia cumple un papel, pero eso no es razón para que deje de reconocer que es un instrumento fundamental de la represión. Nadie puede chantajearte tan bien, tan brutalmente, y tan dolorosamente como la familia.”

Si hablamos de familia hemos de hablar de Abuelas, de Madres y de Hijas, el tronco fundamental de las relaciones familiares. Mucho más que el padre, generalmente ausente, incluso aunque tenga una presencia física.
Empecemos por las abuelas.
Aparecen por primera vez en su cine en Que he hecho yo para merecer esto, el primer film que Almodóvar piensa podrá gustarle a su madre. En Que he hecho yo, Chus Lampreave asume el papel de la abuela que adopta el lagarto Dinero y suspira por volver al pueblo. “Chus, ha dicho Pedro, es un ser adorable, que no ha perdido la inocencia ni la capacidad de sorpresa”. Chus habla como su madre, la señora Paquita que también aparece en la película como una vecina del pueblo. Pero iconográficamente, Chus se parece a su tía Raimunda, la que veía fantasmas y hablaba con los muertos. La abuela de Que he hecho yo tiene una continuidad en dos abuelas más, la madre de Leo en La flor de mi secreto, donde asume el rol de madre más que el de abuela y sobre todo la Tía Paula en Volver, último gran homenaje de Pedro a quien fue sin duda uno de sus iconos más queridos. Como acotación apuntar que en ningún caso hay nunca abuelos masculinos. Es una figura que no existe en su cine.
Las madres merecen un capítulo especial.
Ya hemos hablado antes de la importancia de la figura de su madre en la vida y en la obra de Pedro Almodóvar. No voy a insistir en eso. Pero si me parece interesante recordar las distintas clases de madre que hay en su cine.
Y para eso, lo haré de una forma cronológica.
En Pepi no hay madres que ejerzan de madres.
En Laberinto hay madres ausentes. Ni Sexilia ni Queti tienen a una madre al lado en quién confiar. Sus padres no solo no asumen ese rol sino que uno la olvida y el otro la viola.
Entre tinieblas, en cambio, tiene una madre con mayúscula, la Madre Superiora que hace Julieta Serrano y que es una auténtica madre, confidente, amiga, de todas sus monjas y sobre todo de Yolanda y las chicas descarriadas que acuden a buscar refugio en su convento. En esta película hay otra madre, una madre sin hija, la Marquesa, que busca desesperadamente algo que justifique su rol de madre y acaba encontrándolo en Yolanda y el nieto perdido en África. De madre se convierte en abuela y encuentra una cierta tranquilidad.
Que he hecho yo es su primera gran película de madres. Hay tres madres aquí: la abuela, es decir la madre que ya no ejerce de madre; Gloria, la madre por encima de todo, preocupada por sus hijos, humillada por el marido, acorralada por la realidad; y Juani, la madre enfadada de la pobre Vanessa, la niña telekinésica que sufre toda la frustración acumulada de una Kiti Manver perfecta en su mala leche. En este film el padre, Antonio, el taxista que interpreta Ángel de Andrés, es un padre dominante y machista, sin ninguna sensibilidad respecto a su mujer, su madre o sus hijos. Antonio no merece otra cosa que acabar golpeado con un hueso de jamón. Es el momento de gloria de Gloria. Su liberación.
Matador, parece una película donde las madres no puedan tener cabida. Pero si. Hay en esta extraña y anómala película de Pedro dos madres que simbolizan sin ninguna duda la España dividida. Berta, Julieta Serrano, es la dominante y represiva madre de Ángel, la madre del Opus Dei, castradora, intransigente, intolerante; Pilar, un regalo para Chus que aparece muy guapa y moderna en contraste con la abuela de Que he hecho yo, es la comprensiva madre de de Eva. Chus representa la España moderna y liberal que mira hacia adelante.
La ley del deseo, como en tantas otras cosas, es una película determinante. Aquí no hay madres convencionales. Hay una familia heterodoxa que sin embargo funciona gracias a que Tina, que antes fue Tino, asume el rol de madre de la niña Ada, hija de su amante que las abandonó a las dos. Tina y Ada son una madre y una hija perfectas. En La ley hay una madre más marginal, la madre alemana de Antonio, a la que tiene que engañar para poder mantener su amor con Pablo.
En Mujeres hay una madre loca, Julieta, que no ejerce de madre y un proyecto de madre, Pepa, embarazada. Pero no es una película de madres sino de mujeres abandonadas.
El corte que significó el cambio de actriz entre Carmen Maura y Victoria Abril, también afectó a los roles de las madres en su cine. Dejan de ser mujeres frustradas, enfadadas con el mundo y con su vida. En Átame, por ejemplo, la figura de la madre, encarnada por doña Paquita, es una de las mas tiernas y dulces de su cine, aparece poco, pero su conversación por teléfono con Marina es fundamental para ella.
De las cuatro películas sobre madres, Que he hecho yo, Tacones lejanos, Todo sobre mi madre y Volver, Tacones es la más dura, la más cruel en su retrato de una madre que abandona a su hija, que coloca por encima de ella su trabajo, una madre egoísta, hedonista, mala madre. Y a la que sin embargo, Pedro concede la posibilidad de reconciliación con su hija. Becky y Rebeca acaban por entenderse, por quererse, por tender puentes que la vida había roto.
Si seguimos de forma cronológica con las madres, en Kika volvemos a encontrar una madre ausente, la que abandonó a Ramón y le provocó toda la neurosis que arrastra desde entonces.
Para compensar, Pedro escribe un papel de madre que es toda una declaración de amor a la suya en La  flor de mi secreto. Su madre ya estaba enferma entonces y de alguna manera Chus, madre de Leo y de Rosa, asume el papel de ancla, de puerto donde refugiarse para una Leo perdida. Es el mensaje de su madre en el contestador el que salva a Leo del suicidio; es la poesía sobre el pueblo que Chus le recita en el coche la que le devuelve las ganas de vivir; es la casa del pueblo, con las vecinas cantando la que le demuestra a Leo /Pedro, que la vida es algo que merece la pena.
Si seguimos con las madres y los pequeños homenajes, el nacimiento de Víctor en un autobús con una joven madre, Isabel que no es otra que Penélope Cruz, en Carne Trémula, vuelve a ser un recuerdo del propio Pedro cuyo nacimiento le contaba su madre como algo muy largo y muy doloroso.
Su madre muere en 1999 y es ese año cuando Pedro escribe Todo sobre mi madre. Su madre que le leía cuentos por la noche; su madre que le alentaba en sus aspiraciones, su madre que contra oyendo los consejos de su padre, no solo no le obligó a seguir en la Telefónica con un empleo seguro y para toda la vida, sino que le dio alas para que volara solo. Manuela es su madre y también la madre que él mismo habría podido ser. Las otras dos madres de este film representan los dos polos de una sociedad en transición: la madre de la hermana Rosa, tradicional y conservadora, y la propia Hermana Rosa, que nunca será madre porque probablemente no habría sabido como serlo. Manuela si, Manuela es una madre, Manuela es LA MADRE.
Quizás porque la muerte de su madre estaba muy reciente, quizás porque había volcado en Todo sobre mi  madre su amor por ella, la siguiente película no tiene madres, aunque si una figura materna. Geraldine Chaplin es como una madre para Leonor, la bailarina en coma de Hable con ella.
En La mala educación volvemos a encontrar una madre en un pequeño papel. Una madre de pueblo, cariñosa, comprensiva, la madre de Ignacio y de Juan que le cuenta Enrique la muerte de su amigo.
Pero habrá que esperar a Volver para reencontrarse con una madre coraje renacida. Raimunda, encarnación de lo mejor de la madre española, una Gloria con más fuerza y más empuje. Raimunda, madre de Paula, hija de Irene, la madre muerta, el fantasma perdido y encontrado para que ella, que es la mujer fuerte pueda mostrar su desvalimiento entre sus brazos. Irene es más madre que abuela, Raimunda es tanto hija como madre. Y Paco, como Antonio en Que he hecho yo, no merece otra cosa que morir de una manera humillante y absurda.
Los abrazos rotos le da la oportunidad a Pedro de hacer una madre callada, la madre de Lena, una madre que sufre por su hija y que sabe estar a su lado. No es una madre importante narrativamente, lo es porque Ángela Molina la llena de tragedia. La otra madre de los abrazos es más importante. Es Judith, la madre soltera de Diego, una madre que en realidad tiene dos hijos porque la forma como se ocupa de Mateo/Harry es la de una madre más que la de una productora, una amiga o una amante.
En La piel que habito hay dos madres, Marilia, madre de Zeca el tigre violador al que no quiere y madre/no madre de Robert al que adora y protege. La otra es una madre marginal y triste: la madre de Vicente que no se resigna a perder a su hijo pero no le reconoce cuando aparece como Vera.
De momento, estas son todas sus madres, pero dudo mucho que Pedro haya terminado con ellas.
Vinculado al tema de las madres, está el de las amas de casa. Es curioso como este personaje, tan importante en el principio de su carrera ha ido desapareciendo de su cine a medida que sus historias se hacían más sofisticadas. El ama de casa es un personaje asociado al pueblo, a la familia tradicional. Pedro decía que del ama de casa se pueden hacer cientos de películas distintas. “Es un personaje que a lo largo del día tiene posibilidades de estar en contacto con universos completamente distintos. El ama de casa española es una señora llena de vitalidad y de iniciativa acostumbrada siempre a sacar leche de una alcuza. Tiene muy mal gusto. Su único objetivo es sobrevivir y en ese sentido son verdaderas virtuosas.” Las amas de casa son personajes abandonados, están completamente solas en ese espacio cerrado que es su casa, sus muebles, su cocina. Solo los aparatos son testigos de su dolor, su angustia y su frustración como queda claro en Que he hecho yo…. Antes de Gloria hubo dos amas de casa muy diferentes en Pepi, Luci, el ama de casa masoquista y Charito, el ama de casa apocada. También podemos considerar una especie de ama de casa a Sor Perdida en Entre tinieblas, preocupada por la limpieza del convento y la cocina. Después de Gloria, no encontraremos otra ama de casa hasta Raimunda. Pero Raimunda tiene más armas que Gloria para defenderse. Tiene más elementos para enfrentarse a la mediocridad y el aburrimiento de su vida con Paco, un hombre inútil.
El otro tema vinculado a las madres es el de las esposas. Que palabra horrible, esposas, sugiere prisión, secuestro, anulación de la personalidad.  Así lo entiende Pedro cuando dibuja las esposas en su cine. Para él, ser esposa es siempre algo insatisfactorio. A sus mujeres no les gusta estar casadas, a ninguna. Son personajes insatisfechos sexualmente y sobre todo sentimentalmente. Luci, su primera esposa, solo alcanza la felicidad cuando su marido asume que lo que le gusta es que le pegue palizas. Gloria es una esposa abandonada a su suerte, Leo es también una esposa abandonada y engañada por un marido cobarde. Clara en Carne trémula es una esposa insatisfecha y aterrorizada por la violencia de su marido Sancho; y Raimunda es la prueba del dolor que representa vivir con alguien que no quieres, la humillación constante de convivir con alguien que desprecias. Por suerte algunas de ellas consiguen liberarse de esta cadena, de estas esposas, o bien matando al marido físicamente o bien matándolo sentimentalmente.
Consecuencia directa del rol de la madre, el ama de casa y la esposa son las hijas. Y hablo en femenino, porque los hijos, que los hay, cumplen otra función. Es difícil hablar de hijas sin hablar de niñas. Las dos figuras están entrelazadas.  La mayor parte de las hijas y niñas son hijas y niñas abandonadas: Queti y Sexilia en Laberinto, donde hay otra niña, la niña probeta odiada por su madre. Vanessa, la pobre niña telekinesica hija de Juani, Ada, la hija de Bibi, criada como hija propia por Tina. Pero el paradigma del abandono es Rebeca, olvidada por Becky del Páramo que nunca la quiso y ahora, cuando se acerca su fin, intenta recuperarla. La hermana Rosa también tiene una madre que no la quiere, pero encuentra en Manuela una madre y una amiga que la acompañará hasta el final. Hay tres hijas más, no exactamente niñas, pero si hijas: Paula, la cómplice de Raimunda en el asesinato de su padre; Lena, hija de Ángela Molina y sobre todo Norma, hija sin madre, obsesión de su padre en La piel que habito.
En la constelación familiar faltan las hermanas. Ya hemos dicho antes como sus propias hermanas han sido modelo para varios de sus personajes. También que Esther García está detrás de Lola, la hermana de Marina en Átame. Pero si hay una película donde los hermanos/hermanas son realmente decisivos es La ley del deseo. Almodóvar reconocía en 1988 que su vínculo familiar más potente era con su hermano Agustín que aparece en todas su películas en pequeños y divertidos cameos. A él le dedicó Matador, pero la auténtica película/regalo para su hermano es La ley del deseo. Es una película de hermanos, Carmen Maura se llama Tina, y todo el mundo sabe que Agustín es Tinin para Pedro y la gente que les rodea. Pedro decía de su hermano: “Le quiero mucho. Es una de esas relaciones que no te planteas. Me emociona quererle”. ¿A alguien le extraña que la productora que fundaron juntos se llame El deseo? Tinin contaba  “cuando fundamos el Deseo hablamos de fundar un clan casi familiar o para familiar con estas cosas que tiene la familia que participa un poco de todo, de la amistad, del amor, sin ninguna de las cosas negativas que tiene la familia”.
Hay algunas hermanas más en su filmografía, pocas. Rosa, la hermana de Leo en La flor, Juana, hermana del violador de Kika, y Sole, hermana de Raimunda en Volver. Son personajes importantes, pero secundarios en la trama. Ninguno tan importante como Tina/Tinin.
         Si la protagonista es la madre/esposa, la antagonista (y muchas veces protagonista) es la amante. En un cine tan transgresor como el de Almodóvar, transgresor no solo por sus imágenes siempre sorprendentes sino también por sus personajes y contenidos, los amantes son algo imprescindible. Mucho antes de los amantes pasajeros, donde realmente no hay amantes, Almodóvar hizo un experimento para el programa La edad de oro que se llamaba Trailer para amantes de lo prohibido. Pero tampoco ahí había auténticos amantes. Amante, según la definición de la real academia tiene cuatro significados. El primero: El que ama. En ese sentido su cine está lleno de amantes que aman.  El segundo se aplica como adjetivo. Se dice de las cosas en que se manifiesta el amor o que se refieren a él. En ese sentido en su cine hay montones de manifestaciones de amantes. El tercero es mas concreto: Hombre y mujer que se aman. Vale, ya nos vamos acercando. El cuarto es el que nos interesa en este caso: persona que mantiene con otra una relación sentimental sin vínculos regulados por la ley. Esta forma tan rimbombante de definir a los amantes es la que nos interesa en este caso. Y hablo de los amantes y no las amantes, porque en este juego siempre hay dos, a veces del mismo sexo, a veces de distinto sexo, pero siempre dos. En su película fundacional Pepi,Luci, Bom hay amantes del mismo sexo: Luci y Bom. En cambio en Matador, encontramos una clásica pareja de amantes, María Cardenal y el torero Diego. En La ley del deseo hay muchos amantes. Pablo Quintero es amante de Juan y Antonio quiere serlo de él. Tina es amante de Bibi y acaba siéndolo de Antonio. Toda la historia de Mujeres… nace del hecho de que Pepa ha dejado de ser la amante de Iván. En el caso de Átame no hablaría de amantes sino de amados, es distinto: Marina y Ricky son una pareja. En cambio en Tacones si hay amantes traicionados y traicioneros: Becky es amante de Manuel, con el que también se acuesta su hija Rebeca. Kika es amante del personaje de Peter Coyote. En La flor de mi secreto aparece un típico caso de amante: Betty se acuesta con el marido de su amiga Leo. Como Clara, la mujer de Sancho se acuesta con Víctor en Carne trémula. Huma y Nina son amantes pasionales y tempestuosas en Todo sobre mi madre. Y la última figura de amante es Lena, amante de Ernesto, pero no de Mateo. Porque a Mateo, Lena le quiere y a Ernesto no. La amante, los amantes, suelen estar unidos a las escenas de sexo en su cine. Almodóvar no tiene ningún reparo en rodar secuencias de cama de todo tipo, pero con una premisa muy clara. “Casi nunca pongo escenas de cama en mis películas porque las escenas de cama solo sirven para follar y detienen la narración hasta cierto punto. Narrar un polvo no tiene ningún interés a no ser que a través de ese polvo estés explicando algo más.”
Ya solo me queda un personaje fundamental en su cine: las amigas. Las chicas del montón, las chicas Almodóvar. La amistad es algo muy importante en su vida y en su cine. La amistad, la gente que comparte algo. “La amistad es un tema clásico, un elemento dramático, un tema de toda la vida. A mí me gusta la amistad entre mujeres. Me fascina mucho más ver dos chicas cómplices. Lo de los chicos cómplices es algo que conozco más de cerca, pero el espectáculo de la amistad de dos chicas que se meten juntas en el lavabo, a hablar de sus cosas, es una situación que adoro. La mujer ha podido dedicarse sin remilgos a la amistad por una cuestión cultural y porque ha estado condenada a vivir secretamente su intimidad y su intimidad sólo la ha manifestado con sus amigas”.
Narrativamente las amigas son fundamentales para sostener a las protagonistas de muchas de sus películas. Amigas buenas, como Pepi y Bom; amigas cómplices, como Sexilia y Queti; amigas desde pequeñas, como la Madre superiora y Sor Rata; amigas que comparten frustraciones y esperanzas, como Juani y Cristal para Gloria; amigas que te sacan de apuros, lo que hace Pepa con Candela; amigas malas que te traicionan como Amparo traiciona a Kika y Betty traiciona a Leo; amigas de las que te puedes fiar: Agrado para Manuela. Curioso iba a seguir haciendo la enumeración de las amigas y me doy cuenta de que después de Todo sobre mi madre no hay más amigas en el sentido almodovariano del término. Ni en Hable con ella, ni en La mala educación, donde hay amigos, en masculino y con una connotación claramente homosexual. Tampoco en Volver porque Raimunda tiene una hermana y una madre fantasma y una hija, pero ninguna es lo que se entiende por su amiga. No se me había ocurrido pararme a pensar porque han desaparecido las amigas de su cine. Quizás, como siempre, porque han desaparecido de su vida. Ojo, no quiero decir que no siga teniendo amigas de esas que son para siempre. Pero nadie ha ocupado el lugar de Blanca y Blanca ya no está para ofrecerle modelos en los que basarse.
Falta en esta lista de personajes dos categorías importantes que no son exactamente mujeres pero si femeninos. Los transexuales y los travestis. No confundirlos nunca por favor, no son lo mismo. Almodóvar desde luego no los ha confundido jamás. En su filmografía hay tres películas donde los transexuales juegan un papel importantísimo. La ley del deseo en la que Tina antes fue Tino. En Todo sobre mi madre, Agrado representa esta transexualidad explosiva y feliz, mientras que Vera en La piel que habito, es producto de un experimento malvado.
En cuanto a travestis, el primero es sin duda Femme Letal, o el juez Domínguez travestido en Becky del Páramo. La Lola de Todo sobre mi madre es un travesti triste y sin futuro, enfermo pero feliz de poder disfrutar del bebé tanto como Lola como siendo Esteban. En La mala educación, Ángel y Paquito son travestis de espectáculo. Y no hay más, lo que no deja de ser un poco sorprendente en un director que ha hecho de la transgresión una norma.

No he hablado directamente de los hombres en el cine de Pedro Almodóvar, aunque si han ido saliendo indirectamente. Creo que este sería tema de otra conferencia donde se analizara bien qué función han tenido y qué papel han jugado los personajes masculinos en sus películas. En 1988 Pedro decía: Casi todos mis guiones los he basado en las chicas, pero eso no quiere decir que descuide los papeles masculinos. Lo que pasa es que a la hora de elegir el eje, he elegido a las chicas, a excepción de Matador y La ley del deseo.Yo añadiría a esa lista, Hable con ella, La mala educación, Los abrazos rotos y La piel que habito.
De una forma somera y rápida se puede asegurar que Almodóvar los odia a los hombres cuando cumplen papeles represores: padres biológicos o padres religiosos; los desprecia cuando son maridos cobardes y los adora cuando son chicos divertidos que se buscan la vida.
Una rápida relación de los hombres en su cine nos daría esta lista:
 El policía violador casado con Luci , el hermano gemelo del policía. Riza Niro, enamorado de Sexi, pero amante de Sadec, el islamista homosexual. El padre de Sexi, un ginecólogo, el padre de Queti, tintorero que la viola. El capellán enamorado de Sor Víbora. Antonio marido de Gloria. Toni, hijo de Gloria. Lucas, el escritor cliente de Cristal. En Matador hay hombres importantes: Diego el torero y Ángel el obsesivo enamorado. La ley es una película de hombres: Pablo Quintero, director de cine, Antonio y Juan amantes de Pablo. Ricki que quiere a Marina en Átame. Máximo Espejo, que también quiere a Marina. Manuel el hombre traidor a Becky y a Rebeca. El juez Domínguez, el hombre bueno. Ramón el marido impotente de Kika, Nicolás, su amante, Pablo, el violador. Paco es el marido cobarde de Leo, Ángel es su amigo, Antonio el bailaor, la tentación. Víctor es el detonante de la tragedia en Carne trémula, David el marido tullido, Sancho el marido violento. Esteban es el hijo muerto. Benigno y Marco hablan con Alicia y Lydia y son amigos entre sí. En La mala educación hay dos curas y dos amigos. Paco, marido de Raimunda, machista y violento, Emilio, el amigo de Raimunda. El malvado y poderoso Ernesto Martel de Los abrazos rotos, Mateo/Harry el hombre que sufre. Diego hijo de Mateo aunque no lo sabe. Robert el padre obsesionado con su hija en La piel que habito, Vicente el violador de Norma transformado en Vera. Los tres azafatos y los dos pilotos, Alex y Benito, en Los amantes pasajeros… de momento hasta aquí.
No quiero acabar este apartado de los hombres sin hablar de cuatro personajes que me parecen importantes porque, de alguna manera, son una imagen del propio Pedro en el cine. Los cuatro directores de cine que hay en sus películas.
El primero Pablo Quintero en La ley del deseo,  Pablo vive en una casa que es la de Pedro, y se comporta en la vida como lo haría él mismo, enamorado y creativo. Pablo tiene una hermana Tina, como él tiene un hermano Tinin.
El segundo es Máximo Espejo en Átame, un director de cine mayor, acabado, recluido en una silla de ruedas. No es exactamente el Pedro real, joven y vital en ese momento, pero si en parte el Pedro superado por el éxito  de Mujeres que le había dificultado muchísimo el movimiento libre por el mundo.
El tercero es él mismo son duda, se trata de Enrique, el director de cine de La mala educación que evoca su infancia, su traumática relación con los curas del colegio y su primer amor por un compañero de clase.
El cuarto es Mateo/Harry en Los abrazos rotos, un director de cine ciego. ¿Acaso Almodóvar se sentía ciego en ese momento, ciego para ver el mundo, ciego por haber perdido a Blanca, ciego para continuar creando? Mateo es un director que intenta superar su ceguera como él intentaba superar su momentánea sensación de oscuridad.
Son cuatro hombres fundamentales en su filmografía. Cuatro retratos que trazan su propia biografía.
4
El tercer brazo del abanico de sus mujeres son LAS ACTRICES
Joaquín Sabina cantaba en el año 1992 "Yo quiero ser una chica Almodóvar / como la Maura, como Victoria Abril, / un poco lista, un poquitín boba, / ir con Madonna en una limousine".  Las chicas Almodóvar se habían convertido en un icono, una referencia. Todas las chicas querían ser chicas Almodóvar. Pero solo algunas lo consiguieron.
En Pepi, película que he citando tantas veces como fundacional, hay ya un montón de chicas Almodóvar. Kitti Manver, Julieta Serrano, Assumpta Serna, Cecilia Roth y desde luego Carmen Maura.
Su filmografía se puede dividir en periodos según la actriz dominante. Carmen Maura fue la principal protagonista desde Pepi hasta Pepa; Victoria Abril podía haber hecho muchas más películas con él, pero no fue posible. Antes de Átame, porque Victoria no quiso, le pareció poco papel el de Cristal en Que he hecho yo, y al final se convirtió en chica Almodóvar en tres títulos Átame, Tacones lejanos y Kika. No hubo más. La verdad es que si la unión entre Carmen y Pedro era completamente natural y fue una lástima que se rompiera por una serie de malentendidos, la unión entre Victoria y Pedro estaba condenada al fracaso. Victoria era una actriz muy dominante, muy impositiva a la que solo Vicente Aranda, que en parte la descubrió y la creó, conseguía dominar. Pedro nunca lo logró.
La tercera chica Almodóvar con carácter de musa, es Penélope Cruz, que tenía un papel pequeño pero importante en Carne trémula y luego fue el alma de Volver y Los abrazos rotos. Digamos que estas tres tienen los papeles protagonistas.
 Pero hay actrices que han tenido mucha presencia y más largo recorrido en su cine. Concretamente dos que son importantísimas. Cecilia Roth y Marisa Paredes.
Cecilia Roth es la representación de lo exótico, con su acento argentino y su físico de mujer moderna. Cecilia aparece en sus primeras cuatro películas. Es la protagonista absoluta de Laberinto de pasiones, pero antes fue una chica del montón y después sería Merche, una drogadicta que acude al convento en Entre tinieblas y la chica del anuncio de café en Que he hecho yo. Cecilia despareció de su cine, porque despareció de España. Pero en cuanto volvió ocupó de nuevo un lugar en su particular star sistem.  Manuela se escribió para ella y no podría haber sido nadie más. Años más tarde, cuando Pedro preparaba la película pastiche de su cine que es Los amantes pasajeros, no dudo en llamarla de nuevo para asumir el personaje de una actriz que ha pasado de moda y ha dejado de interesar a las revistas del corazón, personaje que no se parecía en nada a ella, al que Cecilia le supo dar una ternura triste.
El caso de Marisa es más complejo y más interesante.  Marisa ya tenía una carrera consolidada y firme antes de entrar en el universo Almodóvar al que llega relativamente tarde, en su tercera película, Entre tinieblas, donde es Sor Estiércol, la monja faquir. Marisa es la actriz perfecta para Pedro cuando necesita retratar a grandes damas, elegantes, pero tiernas, dominantes, pero con una gran necesidad de afecto. Ella encarna a la perfección a la cantante Becky del Páramo, a la escritora, Leo Macías y a Huma, la actriz de Un tranvía llamado deseo. Marisa es un comodín para este tipo de personajes. Pero Marisa es una gran actriz y todos estos elementos los puede mostrar también en un papel aparentemente mucho menos glamuroso como es el de Marilia en La piel que habito. En total  solo cinco personajes, en una filmografía de veinte títulos. Pero que personajes¡¡
Junto a estas actrices/musa por llamarlas de alguna manera, están las actrices fetiche que son fundamentalmente tres: Chus Lampreave, Bibi Andersen y Rossy de Palma. Chus, Bibi y Rossy aparecen en  casi todas sus películas aunque sea en pequeños papeles. 
A Chus, una Buster Keaton en femenino como la define Pedro, la quería desde Pepi, Luci, Bom pero no pudo ser. Sor Rata y la abuela de Que he hecho yo, fueron sus papeles más importantes. A partir de ahí, Chus ha estado en muchos de sus films: o como alter ego de su madre o como portera. Porque no hay mejor portera que Chus, que ha sido la portera perfecta en tres películas. Que he hecho yo, Hable con ella y Los abrazos rotos.
Bibi se convierte en chica Almodóvar en Trailer para amantes de lo prohibido. Bibi no es una gran actriz, pero si es una gran presencia y en ese sentido la ha utilizado Pedro en muchas ocasiones. Basta ver el plano de la llegada a la cárcel de Rebeca en Tacones lejanos, una minúscula Victoria Abril al lado de una impresionante Bibi que poco después protagonizará uno de los mejores números musicales de todo su cine. Pero Bibi es sobre todo una amiga que está ahí siempre, salga o no salga, acompañándolo en todo momento.
Rossy es el paradigma de la chica Almodóvar. La aparición de Rossy en La ley del deseo como entrevistadora fue un shock del que aun no nos hemos repuesto. Desde ese momento su rostro cubista se apoderó de las pantallas y no solo en películas de Pedro con el que ha sido novia drogada en Mujeres, criada bigotuda en Kika, hermana en La Flor, pero también aparición imposible de olvidar en otros títulos incluido el último que se está rodando ahora mismo, Silencio.
Al margen de estas actrices, hay chicas Almodóvar que no han tenido continuidad pero si apariciones importantes en más de una película. Kiti Manver, Julieta Serrano, protagonista absoluta de Entre tinieblas y fantástica loca en Mujeres, Verónica Forqué la única  Cristal posible y su prolongación en Kika, María Barranco, una Candela inolvidable,  Loles León, la hermana indispensable de Marina. Más recientemente se han incorporado a su mundo algunas actrices que sin llegar a ser fetiche, ni protagonistas son cada vez más necesarias para él. Lola Dueñas, Mariola Fuentes, Blanca Portillo, Blanca Suárez, Carmen Machi.
Ángela Molina merece una mención aparte. Almodóvar quería trabajar con ella desde los años ochenta. Fue su primera idea para Cristal, un personaje que habría sido muy distinto al que hizo Verónica Forqué. Poco más tarde escribió para Ángela la primera versión de lo que años más tarde acabaría siendo Volver. Su deseo de trabajar juntos se concretó por fin en Carne trémula donde Ángela encarnaba a Clara, la mujer de Pepe Sancho. Ya de mayor la utilizó como madre de Lena en Los abrazos rotos. Ángela no es una chica Almodóvar porque Ángela es solo Ángela. Pero al menos ha hecho que un deseo de Pedro se haya hecho  realidad.
Luego están las chicas protagonistas de un solo film: Assumpta Serna, Antonia San Juan, Rosario, Leonor Watling, Elena Anaya, Candela Peña, Carmen Elías y las actrices que nunca han sido chicas Almodóvar. Llama la atención que Maribel Verdú, Ana Belén y Emma Suarez no hayan trabajado nunca con él. Emma lo está haciendo ahora mismo en Silencio, nada impide pensar que los caminos de Maribel y el suyo se crucen pronto. Lo de Ana es mucho más complicado.

En cuanto a los actores, Almodóvar ha sido menos fiel y más ecléctico. En realidad solo se puede hablar de un chico Almodóvar: Antonio Banderas. Antonio fue Sadec, el terrorista iraní enamorado de Riza Niro;  tres películas más tarde fue Ángel, el obsesivo enamorado de Eva en Matador; su mejor personaje le llegó en La ley del deseo, como Antonio, enamorado locamente de Pablo. En Mujeres, su papel era marginal, mas testimonial que otra cosa. Átame si fue importante. Antonio llenó de matices el personaje de Ricki.  Fue el último que hicieron juntos. Antonio, viendo lo que había pasado con Carmen Maura, dejó de trabajar con Pedro antes de que se produjera una ruptura que habría llegado irremediablemente. Eso les permitió seguir siendo amigos, y muchos años después, volver a trabajar juntos en un film muy diferente, La piel que habito.
De todos los actores que han pasado por su cine, hay dos que pueden aspirar a ser chicos Almodóvar.  Lluis Homar, un actor consagrado al que no le molesta nada ser asimilado a su cine, protagonista en La mala educación y sobre todo, espléndido Mateo/Harry en Los abrazos rotos.  El otro es Javier Cámara, encantador Benigno, amiga leal en La mala educación y adorable azafato en Los amantes. Habrá que ver si estas buenas relaciones tienen una continuidad en la que se anuncia como la cuarta etapa de la carrera de Almodóvar.
La primera, la de la libertad que va de Pepi a Mujeres; la segunda la del aislamiento, que va de Átame a Hable con ella; la tercera, la de la memoria, que va de La mala educación a Los amantes pasajeros y esta cuarta que se anuncia estimulante con ese Silencio que se está terminando justo estos días.

Para acabar y antes de dar paso a las preguntas he preparado una pequeña muestra de una de las características de las mujeres de Almodóvar: los vestidos rojos. A Pedro le encanta el rojo y lo usa constantemente, en los carteles de sus películas, en los muebles, en la ropa que usa él mismo. Pero sobre todo, le gusta el rojo en sus chicas, da igual que sea un jersey o un vestido de fiesta, una camisa o una rebeca. El rojo y sus variantes naranja y rosa, dominan con todo derecho sus imágenes. Las fotos no son demasiado buenas, pero sirven. La música es la de la canción de Joaquin Sabina, Yo quiero ser una chica Amodóvar